OPINIÓN

Diario de un confinado: Un cambio de imagen

Josep Maria Aguiló | Sábado 21 de marzo de 2020
El hecho de que estos días no podamos ir a la barbería, la peluquería o el salón de belleza no imposibilita que podamos hacer realidad una de esas ideas estéticas que cada cierto tiempo nos rondan por la cabeza: la de cambiar de imagen. Yo mismo me he empezado a dejar ya la barba, algo que sólo suelo hacer una vez cada década, aproximadamente. Tal vez por ello el otro día me miré en el espejo y no me reconocí. Por un momento, creí que era otra persona.

La última vez en que había dejado de afeitarme más de dos semanas seguidas fue en 2011, cuando me fracturé el codo izquierdo, aunque lo curioso es que ya entonces podía afeitarme indistintamente con las dos manos. Se ve que sólo me dejo crecer la barba cuando las cosas van mal o no acaban de ir del todo bien. Por lo que respecta a mi actual aspecto físico, yo diría que está a medio camino entre los de mis admirados Mariano Rajoy y Obi-Wan Kenobi, aunque sin el traje, la capa o la espada láser luminosa.

Pese a las actuales circunstancias, no debemos de abandonarnos, pues estamos viendo que en cualquier momento nos pueden llamar de alguna televisión pública o privada para salir en vivo y en directo, pidiéndonos nuestra opinión sobre cualquier asunto. Como todas las cadenas prefieren hoy que su posible interlocutor tenga «Skype», bien en el ordenador o bien en el móvil, es aconsejable que antes de salir en antena nos acicalemos bien y que además pongamos una estantería con muchos libros a nuestras espaldas, para intentar ofrecer así una buena imagen global no sólo a los posibles espectadores, sino también a nuestra querida familia.

Por fortuna, aún es posible poder cuidar convenientemente nuestra imagen física ante cualquier posible eventualidad mediática, pues si bien los productos básicos de higiene casi se han agotado, no ocurre todavía lo mismo con los productos de belleza, que parece que nunca se acaban. La última vez que fui al súper encontré aún todo tipo de cremas exfoliantes, correctores de ojeras, aceites de coco para el pelo y tintes para las canas. Siempre es un consuelo saber que, al menos por ahora, no tendré que preocuparme por mis arrugas, mi piel alicaída o mi barba.

Noticias relacionadas