El apelativo "España vacía", que tanto se escucha los últimos meses, tuvo su eco en el discurso de Francina Armengol este sábado durante el acto institucional del Dia de les Illes Balears. La presidenta pidió respuesta al Estado ante la falta de recursos destinados a una comunidad donde, al contrario que la España vaciada, la población crece sin que lo hagan de forma pareja los medios ni la financiación procedentes de la Administración central.
Las provincias de la España vaciada languidecen por la despoblación y el déficit histórico de servicios, de la misma manera que Baleares queda estrangulada por la falta de recursos, a pesar de que su dinamismo económico atraiga cada vez más población. Baleares es la otra España vaciada, en este caso, vaciada de recursos. El Estado debería poner el foco en este aspecto y dar una respuesta a la altura de la necesidades, de la misma manera que parece ahora mostrarse receptivo ante las demandas de las más desasistidas provincias peninsulares.
La atención que el Estado dedica a Baleares es manifiestamente mejorable en materia de transportes, medio ambiente o carreteras; además, el resto de servicios -sanidad, educación...- deberían tener una dotación acorde con el elevado incremento de la población que se ha producido durante los últimos años. Esa reivindicación debe ser constante por parte de los gobernantes locales ante un poder central cuya voracidad -sobre todo en tiempos en los que hay que buscar ingresos allí donde sea posible- no parece tener límite. Así, lejos de avanzar en temas como un REB que compense la insularidad o una financiación autonómica que responda a las necesidades de Baleares, se idea un nuevo impuesto que gravará los billetes de avión, el principal medio de comunicación de las islas con el mundo.
Baleares -como reclamaba Teruel- también existe y conviene recordarlo cuando la sensación general es la de que Madrid castiga a esta comunidad precisamente por su dinamismo y su capacidad para hacer crecer la economía y generar empleo, aunque eso suponga atraer más población y saturar los servicios. La Administración central debería actuar en justa compensación y premiar el esfuerzo.