El número de residentes chinos en Palma continúa en aumento, y, de hecho, ha experimentado un incremento del 7,7 por ciento en los últimos años, muy superior al de otras comunidades de inmigrantes. En la actualidad, la capital balear acoge a unos 3.500 ciudadanos procedentes del gigante oriental, que, en su mayor parte, un 43 por ciento concretamente, se concentra en el barrio de Pere Garau. Esta zona será, precisamente, el punto de celebración del Año Nuevo chino en Palma.
La comunidad china es una de las más numerosas de todas cuantas forman parte del tejido migratorio de Baleares. Alrededor del 8,3 por ciento del colectivo de ciudadanos que han llegado a las islas procedentes de otros países son de origen chino, y, además, se trata de una estadística que muestra una clara tendencia al crecimiento en el transcurso de los últimos años. Sin ir más lejos, el balance del último período del que se disponen datos, concretamente el año 2018, refleja un aumento del 7,7 por ciento en relación al ejercicio precedente de 2017.
Estas y otras estadísticas están siendo divulgadas estos días con ocasión de la inminente celebración del Año Nuevo chino, una tradición que suma más de cuatro mil años de historia y que este año (el Año de la Rata, según el milenario horóscopo que rige la cultura del país oriental) se extiende del 25 de enero de 2020 al 11 de febrero de 2021.
La importancia de esta comunidad en Baleares, y muy específicamente en Palma, donde reside la mayor parte de este grupo poblacional, ha motivado que Cort haya aprobado este miércoles, en el transcurso de la reunión de la Junta de Gobierno, la declaración de Interés Público Municipal de la celebración del Año Nuevo. Como cada año, y bajo la organización de la Asociación China de Baleares (Achinib), la capital balear acogerá una gran fiesta para dar la bienvenida al Año de la Rata que tendrá lugar el 2 de febrero en el barrio de Pere Garau.
De hecho, no responde a la casualidad la elección de este emplazamiento, ya que el 43 por ciento de los más de 3.500 oriundos de China residen, precisamente, en esta populosa e intercultural zona de Palma. El resto del colectivo se distribuye, prioritariamente, entre los barrios de Foners (muy cerca, por tanto, de Pere Garau), Bons Aires, Son Canals y Son Cotoner.
Si alguna característica se asocia habitualmente a las personas de nacionalidad china que emigran a otros territorios es su laboriosidad y su capacidad para generar puestos de trabajo a partir no tanto de la contratación por cuenta ajena como de la autoocupación. No en vano, los chinos constituyen en España la comunidad extranjera con un mayor número de trabajadores autónomos que, generalmente, se hallan al frente de prósperas empresas familiares.
Así figura en los registros del Instituto Nacional de Estadística, donde se refleja también que la población nacida en China y residente ahora mismo en nuestro país se ha multiplicado por 16 en apenas una década, pasando de un contingente formado por 12.000 personas en 1998 a sumar casi 200.000 residentes en 2018.
Como ya se ha comentado, un número más que destacable de estos nuevos habitantes han optado por el régimen de autónomos a la hora de establecer su modalidad laboral. Concretamente, esta es la situación de más de la mitad de este grupo demográfico: el 53 por ciento. Ninguna otra comunidad de inmigrantes que ha fijado su residencia en España supera o iguala este porcentaje y, de hecho, tampoco ninguna de ellas se coloca más allá de la barrera del 50 por ciento, ni siquiera los ciudadanos procedentes de territorios que presentan un nivel destacado de afiliación a los autónomos, como es el caso de los daneses y los belgas.
En palabras del experto Carles Brasó, profesor e investigador adscrito a la Universitat Oberta de Catalunya, donde forma parte del grupo UOC Alter, los chinos conforman una de las comunidades de inmigrantes "más dispersas geográficamente", y, en este sentido, según este eminante especialista en artes y humanidades, "un pequeño comercio, un bar o un restaurante constituyen su negocio idóneo, ya que se trata de establecimientos que necesariamente han de mantener una cierta lejanía unos de otros con la intención de llegar al máximo número posible de consumidores y no saturar el mercado".
El profesor Brasó tiene otros datos interesantes que compartir. Por ejemplo, la circunstancia, a menudo desconocida, de que una parte más que considerable de los ciudadanos chinos empadronados en España procede de la misma región: la provincia de Zhejiang. ¿Y qué tiene de especial esta zona? Según Brasó, precisamente, el carácter extraordinariamente emprendedor de sus habitantes, sobre todo en uno de sus puntos urbanos más relevantes, la ciudad de Wenzhou.
En cualquier caso, la proliferación de pequeñas y medianas empresas en China ha seguido una dinámica constante y persistente a lo largo de las décadas más recientes. Brasó puntualiza que se trata de un país que "ha experimentado un crecimiento económico extraordinario en los últimos cuarenta años, y en gran medida ello ha sido posible gracias al carácter emprendedor de la población".
Las medidas políticas también han tenido mucho que ver con este contexto de bonanza. A finales de los años 80, Deng Xiaoping, líder máximo de la República Popular China desde 1978 hasta su fallecimiento, en 1997, impulsó una innovadora reforma que liberalizó la economía china y permitió la paultina apertura, a partir de los 90, de empresas privadas de titularidad individual, regentadas por autónomos, y que respondían, básicamente, al perfil de pequeñas sociedades.
No en vano, las ideas de Deng Xiaoping eran favorables a la puesta en marcha de actividades de negocios personales, siempre y cuando se tratase de empresas cuyo número de trabajadores no superase la cifra de ocho. Siendo así, el régimen comunista chino interpreta que no pueden tener lugar las situaciones de explotación laboral que este sistema político atribuye a la economía de signo capitalista.
El profesor Brasó tiene muy claro que la empresa individual "fue uno de los grandes éxitos de la reforma económica, y todavía ejerce un papel de gran relevancia en la sociedad china actual", donde el 47 por ciento de los ciudadanos trabaja como autónomo, una proporción más que destacable aunque inferior en seis puntos a la media de la comunidad china que se ha desplazado a España.