EDITORIAL

Un buen trabajo de la Guardia Civil

Miércoles 11 de diciembre de 2019

La historia de Olivia y de su padre, Alberto Encinas, ha acabado con la recuperación de la pequeña por parte de sus familiares de Mallorca. Tras ocho años de gestiones, Encinas, vecino de Pollença, ha conseguido reunirse con la niña, quien a los tres años, había sido trasladada por su madre a Polonia, aprovechando un permiso paterno para vacaciones que no tuvo viaje de vuelta.

De la historia relatada por el padre destaca la maraña burocrática y la escasa colaboración que tanto la policía como la fiscalía de Polonia prestaron durante años al caso, sin llegar a eslarecer el paradero de la madre y la niña. Las gestiones de Alberto Encinas chocaron contra un muro de incomprensión; una falta de empatía y de interés que sólo pudo empezar a romperse cuando intervinieron los agentes de la Guardia Civil. Miembros del instituto armado realizaron varios viajes al país con el fin localizar a la madre y poder poner en marcha los recursos legales que han acabado con el regreso de la niña -ya con once años- a Mallorca.

La perseverancia del padre ha tenido un justo reflejo con la profesionalidad y el empeño demostrado por los agentes de la Guardia Civil, sin cuya participación, muy probablemente, la inacción polaca mantendría a la niña en aquel país. Los datos que se han ido conociendo de estos ocho años muestran que la niña vivió en numerosas localizaciones, no solo en Polonia, sino también en Alemania, trasladada por una madre empeñada en mantenerla con ella aún a sabiendas de que incumplía una obligación legal.

Cabe felicitar a la Guardia Civil por un trabajo tan diligentemente desempeñado. Gracias a él -y a haber mantenido abierto el caso durante ocho años-, la angustiosa travesía personal de Alberto Encinas ha tenido un desenlace feliz.

No se trata de un caso aislado. Se calcula que, cada año, 200 niños son secuestrados en España por alguno de los dos progenitores, que sale del país y rompe el contacto del menor con el otro progenitor. Suelen ser casos tanto o más complejos que el de Alberto y Olivia, aunque en determinados casos, acciones como las de los agentes de la Guardia Civil consiguen cerrar la historia con un buen final.

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