Saldrán de la cárcel y seguirán con este paranoico sueño en el que un payaso-presidente de la Generalitat ordena disturbios callejeros a la vez que manda a los mossos a sofocarlos. Los que sueñan con la república que les han prometido y que como todo sueño no cumplido, genera frustración y toda la violenta actividad que estamos viendo, adornada a veces con escenas surrealistas más propias de los Monty Python como lo es hacer una ofrenda floral a un bolardo, no llegan ni a la mitad de la población de Cataluña.
Hay más de la mitad de población que, por desgracia, lo que tiene no es un sueño, sino una auténtica pesadilla que no acaba, más propia de “Pesadilla en Elm Street”, que clama a gritos una ayuda más allá de que unos jueces le digan que lo que vive es una “ensoñación” producto de los delirios de delincuentes y gobernantes sin escrúpulos.
El que se crea que lo que está sucediendo en Cataluña es un movimiento popular, como van enredando los gobernantes y partidos independentistas para justificar su ilegal deriva y descargar la autoría del desaguisado en un hipotético e inexistente mandato popular, adolece de la más mínima consciencia de lo sucedido en Cataluña los últimos 40 años.
La actual deriva independentista nació el mismo día en que eligieron por primera vez a Jordi Pujol i Soley, Presidente de la Generalitat de Cataluña, cuyo cargo ostentó durante 23 años pasando de nacionalista a independentista catalán.
Pujol implantó y desarrolló una política de adoctrinamiento del nacionalismo catalán en la población catalana, y utilizó como nadie el Estatuto de Autonomía de Cataluña para adquirir mayores cotas de poder, y acrecentar su fortuna personal. ? Con su deriva rupturista, sectaria y victimista, Pujol es el primer y el principal artífice del Proceso soberanista catalán, proceso que constituyó el principal objetivo de la política de adoctrinamiento desarrollada por los gobiernos pujolistas. Hizo del eslogan hacer País (fer país) una de sus principales líneas de actuación, centrando su política en la homogeneización y “catalanización” de la sociedad catalana
Llegó a decir en una ocasión: “la independencia es cuestión de futuro, de la próxima generación, de nuestros hijos. Por eso los de la actual generación tenemos que preparar el camino con tres asuntos básicos: el idioma, la bandera y la enseñanza”.
Pujol en el año 1958 publicó de forma clandestina ? su libro “La Inmigración, problema y esperanza de Cataluña”, que fue publicado de nuevo en el año 1976,? en el cual entre otras cosas tachó de “gravísima lacra” la inmigración de castellanohablantes a Cataluña. En referencia a los andaluces, llegó a afirmar: “el hombre andaluz (...) es un hombre poco hecho (...) que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual” y que “constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España”, y llegando a afirmar: “Ese hombre anárquico y humilde que hace centenares de años que pasa hambre y privaciones de todo tipo, cuya ignorancia natural le lleva a la miseria mental y espiritual y cuyo desarraigo de una comunidad segura de sí misma hace de él un ser insignificante, incapaz de dominio, de creación. Ese tipo de hombre, a menudo de un gran fuste humano, si por la fuerza numérica pudiese llegar a dominar la demografía catalana sin antes haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña”.
Queda claro que Torra, además de ser un fantoche de Puigdemont, no es nada original en sus insultos y diatribas contra todo lo español, Jordi Pujol le gana por goleada, siendo además más culto y más inteligente Pujol que Torra, que comparado con Pujol es un patán inculto, ignorante, zafio y más basto que unas bragas de esparto.
Y sigue la matraca ahora en boca de la número dos del PDeCAT, Míriam Nogueras, que a pesar de ser miembro del Congreso de los Diputados de España desde 2016 no la conoce ni su padre, que ha calificó de “ratas” a políticos, periodistas y jueces españoles durante un acto de campaña de su partido en Lledoners, con estas repugnantes palabras: “Las mismas ratas que viven en las cloacas del Estado que se cae a pedazos, disfrazados de políticos demócratas, disfrazados de jueces justos o disfrazados de periodistas que informan”. Igual de basta y zafia que Torra.
Sin comentarios, sigue la matraca.