OPINIÓN

Los debates, otro gasto que podríamos ahorrar

Francesca Jaume | Lunes 04 de noviembre de 2019

Dentro de esta gran pantomima que están siendo los períodos electorales en España en los últimos años los debates televisados han devenido uno de los actos más absurdos de esta ópera bufa.

Los ‘debates’ que estamos acostumbrados a ver se parecen a un foro como un huevo a una castaña: temas pactados por los partidos políticos, tiempo tasado, orden de intervención cerrado, margen de maniobra del moderador nulo y, sobre todo, cero diálogo. Todos los participantes hablan para sus convencidos, con los titulares preparados -y adaptados a twitter- y buscando, como no, la imagen pura y dura.

Se nota demasiado que lo único que importa es aparecer al día siguiente en los periódicos como “vencedor” de una supuesta contienda en la que nadie se lanza al barro puesto que en el fondo todos están en el mismo bando (no nos vamos a engañar a estas alturas).

Se supone que los debates nacieron en un escenario de democracia viva en la que se tiene que poner de máximo relieve la pluralidad política. Sin embargo, y visto lo visto, ¿Para qué? Sólo se trata de programas televisivos en los que se deja patente una vez más la incapacidad dialéctica de los líderes y la dominación de la imagen y el ‘zasca’ como principal gesta. Nada más aportan.

Sinceramente, que se realice un el debate me importa lo mismo que la reproducción del escarabajo pelotero porque ya sabemos lo que nos vamos a encontrar y porque por suerte existe la libertad de no verlo. Lo que sí me importa es el gasto de producción que nos supone para todos la hilarante opereta a la que nos tienen acostumbrados en cada comicio electoral.

Sinceramente, nos lo podríamos ahorrar.


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