El 10 de noviembre, los españoles tendrán que ir a votar por cuarta vez en cuatro años tras vivir dos mociones de censura, una de las cuales salió adelante provocando la caída de Mariano Rajoy y propició la llegada a Moncloa de Pedro Sánchez y todo ello en medio de la crisis de Cataluña y del juicio a los líderes del proceso soberanista.
La vía electoral ha sido la salida final a un proceso de parálisis con posiciones enrocadas de los principales actores políticos y tras un martes frenético con contactos y propuestas de último minuto.
La falta de entendimiento entre el PSOE de Pedro Sánchez y Unidas Podemos ha colapsado el sistema mientras el PP y Ciudadanos se mantenían firmes en su no al líder socialista.
A pocas horas de cumplirse el plazo para evitar las elecciones, Ciudadanos aflojaba su cordón sanitario y lanzaba una vía para abstenerse y posibilitar la investidura.
Quince meses después de la moción de censura, el tablero político inamovible con acusaciones cruzadas.
Sánchez ha atacado a Podemos diciendo que han “propuesto hasta cinco fórmulas de colaboración con nuestro socio preferente” y que “han impedido cuatro veces el gobierno” socialista. También ha cargado contra PP y Ciudadanos.
La realidad es que tras la moción de censura contra Rajoy la parálisis se ha hecho fuerte y el país ha tenido que vivir con unos presupuestos prorrogados y a acabar, de nuevo, a las puertas de una repetición electoral. Y, más allá de las encuestas del CIS, las perspectivas apuntan a un escenario bastante similar.
FIN DEL BIPARTIDISMO
El nuevo escenario político comenzó a conformarse en las elecciones de 2015, que dieron la vuelta al bipartidismo. El arco parlamentario se tiñó con el color de nuevas fuerzas políticas y el resultado es que no se pudo conformar un gobierno. El PP pasó de una mayoría absoluta a tener 123 escaños, que son los mismos que logró, en su mejor resultado de abril, Pedro Sánchez.
En ese momento, Mariano Rajoy rechazó el ofrecimiento del Rey de someterse a la sesión de investidura viendo que no contaba con los apoyos necesarios y Sánchez, que contaba con 90 escaños, tomó la iniciativa y se lanzó a la investidura tras alcanzar un pacto con Ciudadanos esperando sumar a Podemos, pero no lo logró y su investudura resultó fallida el 4 de marzo de 2016 poniendo en marcha el reloj electoral. El 26 de junio hubo nuevas elecciones que sirvieron para mejorar el resultado de Rajoy, que subió a 137 escaños mientras que el PSOE retrocedía a su mínimo con 85 diputados y, tras muchas discusiones, se abstenía para permitir al PP gobernar.
La XII legislatura estuvo marcada por la debilidad del gobierno y por dos mociones de censura. La primera de Pablo Iglesias, que fracasó el 14 de junio de 2017 con 170 votos en contra, 82 a favor y 97 abstenciones. La segunda, de Pedro Sánchez, logró desbancar a Rajoy, que se retiró de la vida política tras perder la presidencia del gobierno el 1 de junio de 2018, gracias a que el PNV se alineó con las fuerzas de izquierda y los independentistas.
Y todo esto ha ocurrido mientras España hace frente al mayor desafío contra el Estado de la historia reciente, con la celebración del referéndum ilegal de independencia en Cataluña del 1 de octubre de 2017 y la aplicación del artículo 155 de la Constitución después de que Carles Puigdemont proclamase la independencia.