Un ataque con drones contra el corazón de la industria petrolera de Arabia Saudí ha supuesto una importante reducción –de aproximadamente el 5 por ciento de los suministros globales- en el número de barriles diarios de crudo que el país podrá extraer.
El ataque ha sido perpetrado por las milicias yemeníes huthis y ha sido calificado por el gobierno de Riad como un ataque “no solo dirigido hacia Arabia Saudí sino que van contra el suministro mundial de petróleo y su seguridad. Por lo tanto, representan una amenaza contra la economía mundial”.
En el ataque contra las dos instalaciones de la petrolera estatal Aramco (la de Abqaiq y la del yacimiento de Hijrat Juaris) se ha perpetrado con diez drones y no ha habido que lamentar daños personales.
Por su parte, el Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, ha acusado a Irán de ser el responsable del ataque: "Teherán está tras casi un centenar de ataques contra Arabia Saudí mientras (el presidente iraní, Hasán) Rohani y (el ministro de Asuntos Exteriores Mohamad Yavad) Zariv fingen que están por la diplomacia", ha apuntado Pompeo a través de un mensaje en Twitter para instar luego a “todas las naciones a condenar pública e inequívocamente estos ataques de Irán”.
Desde Irán, por su parte, se ha negado cualquier responsabilidad en lo ocurrido.