La reciente retirada de residuos del torrente de Sa Riera por parte de Cort ha evitado que alrededor de 50 toneladas de basura, plásticos -y hasta electrodomésticos- hayan acabado en el mar durante el reciente capítulo de lluvias intensas.
Con esta acción municipal -impulsada desde el área de Angélica Pastor- se ha demostrado que con verdadero compromiso político y gestión eficiente, los resultados llegan. El problema deriva del pago de esta iniciativa. Cort aseguró entonces que debería ser asumida por parte de la conselleria y el departamento de Recursos Hídrics devuelve ahora la pelota al tejado del Ajuntament alegando que es zona urbana y por tanto, no es competencia suya.
El cauce de Na Bàrbara es otro de los puntos históricamente maltratados, al ser empleado como vertedero por parte de ciudadanos irresponsables y talleres ilegales, según denuncia la entidad ecologista Mallorca Blue, beligerante como pocas en la protección del medio marino.
Sin embargo, ante este panorama de administraciones públicas que se cruzan facturas y se quitan de encima responsabilidades, la limpieza de éste y otros cauces se complica.
Es incomprensible que en pleno siglo XXI y en una comunidad gobernada por políticos que se autodenominan ecologistas, continúen viviéndose situaciones de este tipo. Es urgente que los responsables actuales -así como los partidos de la oposición- entiendan la salud del medioambiente como una de las prioridades de la legislatura y alumbren de una vez por todas un protocolo claro y efectivo de retirada de residuos sólidos y líquidos del lecho de los torrentes así como una solución definitiva a la depuración de aguas.
Éstos y no otros deberían convertirse en una obsesión para los gobernantes. No olvidemos que el medioambiente no entiende de burocracia ni de disputas políticas sino que requiere de acciones decididas y protección efectiva.