OPINIÓN

La "salud" de las fronteras

Jaime Orfila | Sábado 03 de agosto de 2019
En la época estival se desplazan millones de personas para disfrutar de sus vacaciones. Les acompaña su ecosistema. Sus mascotas, algunas de sus pertenencias, su microbiota y sus enfermedades. El propio transporte de mercancías se intensifica por tierra, mar y aire.
Por esta razón, los procedimientos de seguimiento, alerta y de respuesta contra las amenazas transfronterizas para la salud son esenciales para garantizar un alto nivel de protección sanitaria y de seguridad.
Estas alertas no solo se circunscriben a las enfermedades infecciosas y transmisibles, sino a los agentes químicos o biológicos y los factores medioambientales.
En la Unión Europea, se actúa de acuerdo con la libre circulación de mercancías y de personas y las normas que las regulan. Con el resto de países las actuaciones se individualizan según su situación epidemiológica, las reglas de comercio y prevalece la normativa sanitaria de los países receptores. Entre otras, se exigen vacunaciones adecuadas a las enfermedades endémicas y acordes a los niveles de protección de sus propios ciudadanos.
De hecho, en los últimos años, dentro un clima de seguridad general muy alto, a nivel de la UE se han producido cuatro grandes amenazas sanitarias. A recordar, la pandemia de gripe H1N1 (2009), el brote de E. coli en Alemania (2011), el virus del ébola (2014) y el virus del Zika (2016). Por un lado, han demostrado que hemos reaccionado, con dificultades, pero en la línea correcta. Por otro, han puesto de manifiesto que tenemos que estar preparados porque se pueden producir nuevas infecciones en cualquier momento.
El nivel adecuado de preparación y respuesta no se improvisa. En los últimos ejercicios, a raíz de la Decisión 1082/2013/UE sobre las amenazas transfronterizas graves para la salud, el Comité de Seguridad Sanitaria ha avanzado mucho en su nivel de liderazgo supranacional y el fomento de la cooperación internacional para dar respuesta a las obligaciones derivadas de la aplicación del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) de la OMS. ;
De hecho, según el nuevo articulado, las autoridades nacionales de la UE tienen hasta 24 horas para notificar a la Comisión, a través de un sistema específico de alerta, cualquier amenaza transfronteriza grave para la salud que hayan podido detectar.
Sin embargo, estas acciones sólo se pueden canalizar con el desarrollo de los planes nacionales aprobados al efecto. Los países han respondido con distintas velocidades.
Se precisa normativa interna adecuada, recursos suficientes, profesionales competentes y coordinación de las competencias de las distintas administraciones autonómicaspara garantizar una adecuada evaluación de riesgos y de respuesta. La coherencia y coordinación del sistema depende de la fortaleza del eslabón más débil en el ámbito nacional.
Aspectos como la comunicación de riesgos y la cooperación interinstitucional son básicos para la intensidad y calidad de la respuesta. Soy de los que opinan, que con amplias áreas de mejora, nuestra seguridad alimentaria, ambiental y de salud está razonablemente protegida. A disfrutar de las vacaciones y del verano..., todos los que puedan!

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