OPINIÓN

Una muerte absurda

Emilio Arteaga | Martes 23 de julio de 2019

La noticia de la muerte de una joven mallorquina tras haber ingerido una pastilla de éxtasis en un evento musical multitudinario de Palma, es una desgracia absoluta y el reflejo de un problema real de gran alcance que no está recibiendo la debida atención por parte de los poderes públicos, que es el del consumo festivo descontrolado de drogas por parte de los jóvenes en fiestas, conciertos, festivales y otros tipos de reuniones masivas, a los que acuden para divertirse y pasar un buen rato y que, con mucha frecuencia, se convierte en una pesadilla por la ingesta excesiva de alcohol y drogas.

El alcohol y la cocaína son extraordinariamente dañinos para la salud y las drogas sintéticas añaden la incertidumbre del desconocimiento de cuál sea su composición, qué sustancias contienen, qué efectos tienen sobre el cuerpo y cómo interaccionan con las otras drogas “clásicas” que se puedan haber ingerido. A medida que avanza la fiesta, el cansancio, la falta de sueño y de una adecuada ingesta de comida e hidratación y el consumo acumulado de alcohol y drogas, pueden tener un efecto devastador sobre el organismo y, en algunos casos desgraciados, pueden tener consecuencias graves o fatales.

Pero no se trata de un fenómeno nuevo o desconocido. Se sabe perfectamente que las drogas circulan masivamente por este tipo de celebraciones y, sin embargo, no parece que las autoridades sean capaces de tomar las medidas oportunas. La vigilancia policial es mínima, al menos en apariencia, y la realidad es que las drogas sintéticas circulan sin trabas.

En estos días se ha producido otra noticia terrible, que es la del gravísimo problema de salud de una niña de tres años de Ibiza tras tragarse una pastilla de éxtasis, al parecer recogida del suelo en un parque mientras jugaba. Afortunadamente, parece que la niña se está recuperando bien y que ha salido del estado de máxima gravedad. El consumo accidental de drogas de diseño por parte de niños y los subsiguientes problemas de salud que conlleva, ya sea por insensatez de los familiares o por hallazgos fortuitos, es cada vez más frecuente y es otra consecuencia de la facilidad con la que circulan por nuestra sociedad.

Es necesario que se refuerce la vigilancia y persecución de la producción, distribución y venta de las drogas sintéticas, pero el problema no se solucionará solo con medidas policiales y judiciales, si no se complementan con programas permanentes de información y educación. Es imperativo que todos nuestros jóvenes dispongan de la información adecuada, suficiente y sostenida en el tiempo, sobre las nefastas consecuencias del consumo de todo tipo de drogas, pero muy especialmente las modernas sintéticas.

Vigilancia y persecución policial y educación deben ser los pilares en que se base una actuación decidida de los poderes públicos para empezar a solucionar esta lacra y evitar que vuelva a producirse una muerte tan absurda como la que lloramos en este momento.


Noticias relacionadas