Las dos primeras detenciones las realizó un agente de la Policía Nacional que se percató de las sospechosas intenciones de una pareja cuando seguía a un turista. La mujer trataba de hacerse con el teléfono de alta gama que portaba en una mochila mientras el hombre le distraía.
Posteriormente, los agentes arrestaron a una mujer que distraía en las inmediaciones de La Seu a un matrimonio búlgaro mientras otras dos compinches se llevaban la cartera de una turista eslava. En el lugar se encontraba un agente de la Policía Nacional. Al verlo, logró dar el alto a una de las carteristas e identificar a las otras dos, aunque éstas huyeron.
Finalmente, a primera hora de la tarde fue detectada otra pareja, vieja conocida de la Policía porque que cada verano repiten. Ambos aguardaban en las escaleras junto a la Almudaina estudiando a sus posibles víctimas. Aprovechando la distracción de su víctima, la mujer abrió la mochila que llevaba a su espalda la turista para robarle el teléfono de alta gama valiéndose de un pañuelo que usaba para hacer de "muleta". Mientras, el hombre le daba apoyo y vigilaba el entorno.
Los policías lograron seguirles sin ser detectados y observaron toda la operación, interviniendo justo en el momento en el que la mujer extraía el teléfono de la mochila de la víctima. Al ser interpelados por los policías, las víctimas aportaron un vídeo que estaban tomando con una sofisticada cámara de 360º en el que se ve con nitidez todo lo descrito.
En invierno, roban a turistas en Canarias; en verano se trasladan a Baleares a seguir con su modo de vida
La Policía Nacional recuerda que todos los carteristas detenidos son de temporada y concretamente, los cinco detenidos encajan en el perfil. Se trata de personas jóvenes que hacen la "temporada de invierno" en Canarias y de "verano" en Baleares, aprovechando la gran afluencia turística en cada archipiélago.
Por lo general operan bien en parejas hombre/mujer, vistiéndose de modo similar a los turistas y portando mapas, cámaras fotográficas y gorras para pasar desapercibidos.
En equipos de tres o cuatro personas, se reparten la tareas de distraer, robar y hacer desaparecer los efectos y hacerlos desaparer por si son interceptados por la Policía. Además gran parte de estos delitos no llegan a denunciarse ya que las víctimas suelen abandonar la isla poco después, especialmente en el caso de cruceristas. Aunque denuncien el hurto, indica la Policía, por lo general abandonan el archipiélago antes de que los investigadores averigüen la identidad de los autores y por supuesto, mucho antes de que se pueda celebrar un juicio.