La mayoría de los japoneses no saben que hacer con esos 10 días de vacaciones que la abdicación del actual emperador Akihito, en favor de su hijo Naruhito, les va a obligar a disfrutar, coincidiendo además con la festividad Golden Week.
En Japón disponer de tantos días de vacaciones es algo inusual y gran parte de los japoneses no saben que hacer en sus casas durante tanto tiempo. A quienes no están acostumbrados a organizar su tiempo de ocio (en este caso, porque carecen de él en condiciones normales), les resulta sumamente difícil conseguir “entretenerse” durante 10 días consecutivos sin sentir en algún momento un vacío inexplicable.
Imagino que debe ser una sensación parecida a la que experimentamos algunos (ciudadanos de otros Países), cuando nos tenemos que enfrentar al período vacacional de Navidad o de verano, con la diferencia que nosotros experimentamos ese vacío transcurrida la primera semana de vacaciones y en Japón en cambio, al segundo día de haberlas iniciado.
En el otro extremo encontramos el sector de población de Japón que disfrutaría gustosamente de esos días salvo por la circunstancia de que cobran su salario por horas trabajadas y, esos 10 días de vacaciones, van a suponer un duro golpe para su economía familiar.
La abdicación del Emperador provoca sentimientos contradictorios no tanto por el relevo generacional necesario sino porque pone en evidencia un problema que tarde o temprano tendrá que resolverse: la organización del sistema laboral en Japón no se está adaptando a los cambios tecnológicos con la misma rapidez con la que estos avanzan. No deja de ser paradójico que quienes generan más cambios y evolución tecnológica a nivel mundial, lo estén haciendo en un marco laboral anticuado que obliga a millones de trabajadores a permanecer en sus puestos de trabajo quizás más tiempo del que en realidad haría falta.
Europa está aprendiendo y grandes empresas líderes en sus respectivos sectores ya “obligan” a sus trabajadores a hacerlo desde cualquier lugar que no sea la propia empresa, como mínimo 1 ó 2 días por la semana. La experiencia es evidentemente positiva porque va en aumento el número de empresas que consolidan este nuevo enfoque en la relación empresa-trabajador.
Estoy convencida de que la revolución y evolución del sistema de trabajo en Japón será una realidad en poco tiempo y, mientras tanto, espero que los Japoneses disfruten intensamente esos 10 días de vacaciones y a la vuelta no piensen más que en volver a repetirlas cuanto antes.