OPINIÓN

Elecciones y articulaciones

Marc González | Viernes 26 de abril de 2019

El ciudadano balear puede estar tranquilo con el resultado que arrojarán las elecciones generales del domingo, pues cualquier combinación cumplirá ampliamente sus objetivos.

Olvídense de ideologías y diferencias programáticas, todos los candidatos con posibilidades de obtener un escaño por las Islas reúnen los requisitos de idoneidad para la función que van a desempeñar durante los próximos cuatro años.

La articulación del hombro es una de las más complejas y delicadas -junto con la rodilla y la cadera- de nuestro sistema músculo-esquelético. Quienes hemos padecido alguna vez alguna lesión, por leve que sea, en esa parte de nuestra anatomía, bien sabemos que la recuperación es lenta y dolorosa y que, muy a menudo, provoca severas limitaciones. Yo mismo, sin ir más lejos, gracias a un conductor temerario que se saltó una señal de prohibición, me lesioné hace unos años el hombro derecho al aterrizar en la calzada después de sobrevolar como un misil el vehículo de mi atacante y de que mi moto se convirtiera en un montón de chatarra. Pues bien, durante más de un año, al ducharme, no podía levantar el brazo derecho para asearme la correspondiente axila -me la lavaba por otros métodos, no vayan a creer que iba por ahí oliendo a choto-, porque si intentaba tal proeza se me venían al instante a la mente todos los muertos del conductor que tan amablemente me ocasionó esa secuela.

Ninguno de los candidatos baleares de PP, PSOE, Ciudadanos o incluso Vox padece lesión alguna que le permita alzar el brazo para acatar las órdenes de su jefe de filas en el Congreso, o al menos no sufren dolencias de tipo bilateral en las articulaciones acromioclavicular o glenohumeral, ni en el manguito de rotadores. Por supuesto, tampoco son mancos.

Les cuento esto porque días atrás IB3 organizó un pseudo debate televisivo en el que candidatos al parlamento estatal por Balears debían exponer lo guapos, altos y rubios -políticamente hablando- que eran para ver si nos convencían para que les votásemos, pero a ninguno de ellos se le ocurrió hablar de la perfecta funcionalidad de su hombro, que era la única cuestión relevante de ese debate de mentirijillas organizado por la tele que nadie ve.

Importa más bien un pimiento lo que piense el señor Pere Joan Pons de cualquier cuestión social o política. Lo mismo ocurre con los demás candidatos, claro. Lo que el Sr. Pons tiene perfectamente acrisolado durante sus cuatro años de experiencia parlamentaria es que cuando su capataz en el Congreso le hace la señal correspondiente -como en el mus o en el truc- él levanta eficientemente el brazo o lo estira para apretar el botón que le ordenan, aunque sea para joder a todos sus electores de las Islas, lo que ocurre con cierta frecuencia. Para pensar, ya está Pedro Sánchez -es un decir-, de manera que al votante balear lo que realmente le interesa del Sr. Pons es la perfecta sanidad de sus extremidades superiores, no sea cosa que le vote el domingo y luego, cuando Calvo o Lastra le arruguen la nariz o le guiñen el ojo izquierdo indicándole el sentido del voto él no pueda cumplir con su función de disciplinado peón para la que se supone que le van a votar los ciudadanos isleños dentro de dos días.

Balears no elige diputados, elige levantadores de brazos. Hasta que, eventualmente, en esta comunidad no se entienda que la única posibilidad de tener un representante parlamentario en la Corte con opciones de influir a favor de nuestra comunidad pasa por organizar una confluencia de fuerzas insulares de distintas ideologías presentando un candidato transversalmente aceptable, seguiremos así por los siglos de los siglos. Los canarios lo entendieron hace tiempo, los baleares somos duros de mollera.

El PI y Més tienen, siendo muy generoso, escasísimas posibilidades de obtener un diputado el domingo. Los expesemeros, además, se han echado al monte y están en otra guerra, pues lo que les importa realmente es el futuro del delirante procés catalán, no los problemas de la gente de nuestra comunidad.

Mientras, los levantadores de brazos se pelean para ver quién tiene el hombro más cojonudo.


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