OPINIÓN

Conciliar agendas

Jaime Orfila | Sábado 15 de diciembre de 2018

El adelanto electoral en Andalucía tenía como objetivo individualizar la consulta para facilitar la obtención de un resultado favorable al “régimen”. Las citas electorales autonómicas, locales y europeas se convertirán en omnipresentes en unas pocas semanas. La posibilidad que se generen turbulencias es muy elevada. Con ellas se incrementa el riesgo para el statu quo de las actuales mayorías y el escenario queda totalmente abierto a un abanico de resultados cargado de incertidumbres. El CIS de Tezanos tiene menos posibilidades de orientarnos que una porra entre amigos.

La realidad es que se ha conseguido el efecto contrario. En Andalucía se está gestando un cambio de gobierno que ha acentuado todas las inseguridades. El cambio se ha puesto de moda y se esperan una cascada de pactos en el centro derecha que van a convulsionar las actuales mayorías.

La agenda política está fijada para todo el año 2019. La de los ciudadanos también. Mientras los primeros tienen como prioridad consolidar mayorías, los segundos tienen urgencias que difícilmente pueden ser afrontadas sin estabilidad y con realismo.

El crecimiento económico se está resintiendo ante la inusitada radicalización del conflicto catalán y la debilidad de un gobierno con 84 diputados, acosado por todos sus apoyos, que necesita dedicar todas sus energías a la supervivencia.

En todo este escenario el horizonte ciudadano no es halagüeño. Las agendas del poder y las necesidades del pueblo no están orientadas en el mismo sentido y es urgente conciliarlas.

Las pensiones seguirán tirando de hucha y de endeudamiento. Se está planteando completar cotizaciones con nuevos impuestos. El poder adquisitivo de las pensiones tiene que garantizarse. La dependencia se está tensionando por momentos. Las ayudas llegan tarde y se gestionan con debilidad. La falta de respuesta ante las nuevas necesidades sociales limita la llegada de nuevos recursos y el actual sistema sanitario está más pendiente del clientelismo y de las consecuencias sobre el establishment que de su modernización. Las personas e instituciones en el campo de la salud y del bienestar social tienen una única preocupación, mantener y controlar el orden establecido.

A juzgar por los datos, la Atención Primaria esta falta de recursos, los profesionales no se sienten valorados ni la población suficientemente atendida. Se han quedado por el camino el cumplimiento de las promesas a la práctica totalidad de los colectivos públicos que empiezan a mostrar su descontento tirando de reivindicación y movilización, mientras la economía reduce su crecimiento. El incremento del gasto farmacéutico innovador se descontrola y hace falta una fijación de precios seria y rigurosa ajustada a los costes de producción y de investigación.

El oxígeno que aporta el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para las CCAA con déficit y deuda elevada y el sistema de facilidad financiera para las aplicadas no será eterno.

No queda otra. Las agendas entre las consultas electorales y las acciones de gobierno tienen que conciliarse. Un año completo de parálisis institucional nos lleva nuevamente a la regresión, camino que algunas formaciones ya recorren con expertez y en menos tiempo.