La celebración del Día Mundial para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres ha vuelto a poner el acento sobre un problema que, lejos de solucionarse, sigue arrojando estadísticas preocupantes. En Baleares los actos por el día mundial han llegado tristemente precedidos por la muerte, hace una semana, de Sacramento Roca a manos de su expareja, lo que ha marcado todas las actividades públicas y manifestaciones que se han producido en nuestra comunidad este domingo.
En nuestro país, la violencia de género ha supuesto que 45 mujeres hayan sido asesinadas en lo que va de 2018. Este mismo domingo se produjo la última muerte en Huesca. Desde que en el año 2003 las estadísticas empezasen a identificar este tipo de agresiones, 973 mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas. Las cifras no experimentan una reducción a pesar de las múltiples campañas intitucionales y las acciones de todo tipo que realizan asociaciones y colectivos.
En Baleares el asesinato de Sacrameto Roca ha vuelto a sacudir a la sociedad. Pero, independientemente de la tragedia puntual y la movilización general que conlleva un ataque de esta envergadura, la estadística local de agresiones y denuncias alcanza niveles que ya deberían preocupar seriamente a nuestra comunidad. Baleares es la comunidad autónoma donde, por porcentaje de población, se denuncian más casos de violencia machista de toda España. Es un triste récord que algunos achacan al impacto de millones de turistas (que también denuncian aquí cuando sufren agresiones durante sus vacaciones) o a la existencia de una mayor sensibilidad de la población balear que mueve a presentar más denuncias que otros lugares del país. Es difícil averiguar las causas, pero la realidad de los números evidencia una situación que no puede continuar.
Marchas como las de este domingo o los actos que durante toda una semana se han venido realizando ayudan a dar visibilidad al problema. También las campañas contribuyen a mentalizar. Pero las administraciones deberían plantearse la necesidad de destinar más medios a la prevención del problema. Por una parte, aumentando la protección a quienes denuncian y actualizando los protocolos de actuación policial en estos casos, como ha puesto en evidencia el reciente asesinato de Sacramento Roca y la falta de coordinación que se produjo tras sus denuncias. Por otro lado, dotando los juzgados y los centros de atención especializados con los recursos necesarios. Y por último, y quizá lo más importante, ejerciendo una labor educativa de largo recorrido que, desde las más tempranas edades, inculque a hombres y mujeres conceptos de igualdad que alcancen todos los aspectos de la convivencia y el desarrollo personal.