Según cuenta J.M, la mujer llegó al hospital a las 21 horas: “el dolor que tenía le hacía retorcerse, era imposible. El resto de pacientes se solidarizaron con ella. Nadie entendía que la tuvieran en la sala de espera de semejante manera. Todos empezaron a decir que a ellos les daba igual esperar media hora más, que se le notaba que estaba sufriendo que si los llamaban a ellos, entrara ella primero”.
Al pasar las horas constataron que no había médicos disponibles: “tuvimos que ir cuatro veces al control, ellos nos decían que no podían hacer nada. Dos veces nos pasaron también por la enfermera, a lo que nos dijeron que estábamos en prioridad roja, es decir urgencia máxima, pero que dependía del médico. Vimos que el tiempo pasaba y que los médicos no llamaban, hasta que en un momento máximo de desesperación fuimos abriendo puerta por puerta para que un médico nos atendiera. Nuestra sorpresa fue que todas las puertas estaban abiertas y que no había médicos”
En todas aquellas horas no se llamó a ningún paciente, el servicio parecía estar parado: “llamaron a una paciente a lo que yo me adelanté corriendo y entré y le dije a la médico que mi familiar no podía más. La respuesta de la médico fue: 'yo llevo aquí 24 horas seguidas y más no puedo hacer, Quéjense al Govern”.
J.M. Asegura que una vez atendieron a la mujer ( a las 00:30 horas) el trato fue correcto y agradece al equipo de urgencias su trabajo. “Entiendo por lo que están pasando, no es culpa de ellos, están saturados de trabajo y lo hacen lo mejor que pueden”, ha señalado. “No me imagino a Armengol en Urgencias a la una de la mañana, de ser así no permitiría lo que está pasando, la sanidad pública balear ha tocado fondo”.