OPINIÓN

¿La depresión se cura?

Miguel Lázaro | Jueves 01 de noviembre de 2018

Es la pregunta que una y otra vez se hace el paciente y la familia, y más si la depresión no evolución favorablemente y dura mucho tiempo. Muchas veces he escrito, dicho y lo repito a todos mis pacientes que la experiencia depresiva es una experiencia emocional patológica que solo lo sabe quien la padece y quienes están a su lado. El psiquiatra sabe la teoría de la depresión y como tratarla pero no puede empatizar, por mucho que lo intente con el sufrimiento del paciente.

En la depresión duele el cuerpo, el alma, el pasado, el presente y el futuro. ES un agujero negro como el carbón que lo engulle todo. La depresión es una enfermedad en auge que no respeta a niños, adolescentes y ancianos. Nadie está blindado ante la depresión. Nos deprimimos porque no podemos evitarlo. El enemigo oculto, como un francotirador al acecho siempre es el estrés con el que, muchas veces diseñamos nuestras vidas.

No podemos controlar los acontecimientos vitales estresantes a los que el azar y la vida nos confrontan, aunque sí que podemos aprenderá resinificarlos. Hay creencias y estilos de pensamiento que nos hacen más vulnerables. La desesperanza y la indefensión se pueden aprender ero con ayuda también se pueden des-aprender. Se pueden adquirir competencias sociales que nos hagan más satisfactorias las relaciones interpersonales.

Se aprende, también a gestionar la quejorrea , aprender a decir que no sin enfadarte y se puede aumentar nuestra inteligencia emocional que nos permita lidiar adaptativamente con las relaciones toxicas, abusivas e indignas. No podemos elegir nuestra genética que puede predisponernos y generarnos más riesgo, pero si podemos construir un epigenoma que nos permita cuidarnos más y mejor. También podemos construir vínculos familiares e interpersonales que nos soporten y en los que podamos articular nuestra capacidad de querer y ser queridos.

Como siempre digo el enferm@ deprimid@ no tiene que pedir perdón tiene que pedir ayuda, nunca perdón que está motivado por un tsunami de culpa patológica que inunda la mente deprimida. Uno no es depresiv@ esta deprimid@. Quiere pero no puede. La voluntad es estéril cuando no hay ánimo, por eso nunca hay que exigírsela al enferm@. Hacerlo seria aumentar sus sentimientos de vergüenza, minusvalía y culpa. Siempre hay que involucrar a la familia. Mitigar o eliminar los síntomas, cambiar actitudes o patrones de conducta alterados, y favorecer un proceso de madurez o crecimiento psicológico y personal pos depresión, de desarrollo y de bienestar personal.

Nunca hay que olvidar que uno de los factores más importantes de una depresión son los factores biológicos o neuroquímicos cerebrales, que están más implicados en las depresiones más graves que solo pueden ser restaurados con el tratamiento antidepresivo en todas sus modalidades. Aquí el psiquiatra es el medico que debe de ser el protagonista.

La tasa de respuesta es de un 65.75 por ciento, aunque el objetivo siempre es la recuperación total del paciente, en todos sus ámbitos vitales. Los antidepresivos funcionan si se toman, nunca acostumbran y tardan dos semanas en hacer efecto. Pero tienen sus limitaciones, el 20 % de las depresiones, en la actualidad son crónicas. Y otra mala noticia es que muchos pacientes recaen, a más recaídas más recurrencias. Podemos tratar el episodio depresivo pero no podemos tratar la vulnerabilidad genético biológica depresiva. ¿

¿Qué hacer?

Muchos pacientes tienen que tomar, y se han de mentalizar que deberán tomar tratamiento antidepresivo,- mucha veces combinado- durante mucho tiempo. Aquí entrarían los que se deprimen en primavera y otoño y los que tienen trastorno afectivo estacional (invierno). En muchos pacientes la terapia combinada (antidepresivos y psicoterapia) es muy eficaz.

Usted está mal pero volverá a estar bien. Esta es la lucha que deben de afrontar el paciente, la familia, el psiquiatra y el psicólogo y el médico.

Ah y nunca estigmaticen a un enfermos depresivo, el día de mañana usted puede estar así. Nadie mea colonia. Y su cerebro es como la tarjeta visa, puede entrar en números rojos.

Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.


Noticias relacionadas