En sede parlamentaria y tras la riada de Llevant, la presidenta del Govern, Francina Armengol, ha asegurado que “el riesgo de inundaciones existe y este es un debate mucho más amplio que el de la limpieza de torrentes”. Mantiene Armengol que se ha duplicado en esta legislatura el presupuesto destinado a la limpieza de los cauces de los torrentes y que se han saneado 210 kilómetros.
Entre tales actuaciones no figura ninguna en el torrente de Sa Riera a su paso por Establiments tal y como demuestran las fotografías. Hace años que no se actúa en la zona.
El torrente de Sa Riera nace en Puigpunyet y desciende hasta la ciudad pasando por las localidades palmesanas de Establiments y Es Secar de la Real y el polígono de Can Valero para adentrarse en Palma junto al Cementerio y el Parc de Sa Riera. Sigue el cauce por el que se desvió en el siglo XVII (1613) por el paseo Mallorca para desembocar en el paseo Marítimo junto al Parc de Sa Feixina.
El cauce natural del torrente pasaba por las Ramblas y el paseo del Born. Dividía la ciudad en dos y causó frecuentes inundaciones, como el desbordamiento de octubre del año 1403 que se llevó por delante más de un millar de edificios y segó la vida de 5.000 ciudadanos.
La concentración de intensas lluvias en poco tiempo y en un área reducida es un fenómeno meteorológico común en el clima mediterráneo que se produce entre finales de verano y el otoño. El torrente de Sa Riera se considera “zona potencialmente vulnerable a la inundación”. De las 21 cuencas asociadas a los tramos de torrentes con riesgo, los 58 kilómetros cuadrados de Sa Riera se consideran de “Prioridad 1 Alta”. Desde el año 1850 el torrente de Sa Riera se ha desbordado en 36 ocasiones. Estos datos aparecen en el EPRI (Estudio Preliminar del Riesgo de Inundación en la Demarcación de Baleares) del Govern.
Los expertos en Geografía señalan que, aunque es difícil establecer ciclos, las situaciones de elevadas precipitaciones que provocan riadas catastróficas se producen con intervalos de 30 años.
En el caso de las inundaciones del Llevant del pasado 9 de octubre se concentraron precipitaciones de hasta 220 litros por metro cuadrado en un intervalo de cuatro horas. Si se extrapolan precipitaciones similares a la cuenca del torrente de Sa Riera, hablaríamos de la necesidad de evacuar casi 10 millones de metros cúbicos de agua. Ello supone que el cauce tendría que evacuar 690 metros cúbicos por segundo para no desbordarse. Para hacerse una idea, el Ebro a su paso por Zaragoza en la crecida del pasado mes de abril alcanzó los 1.222 metros cúbicos por segundo.
El cauce de Sa Riera por Palma es profundo y veloz, libre de obstáculos y sobre un lecho artificial de hormigón encajonado entre paredes de mampostería y terrazas ajardinadas a los lados. El gran problema se plantea en el tramo que va del Cementerio hasta el puente de salida de Establiments que enlaza la MA1042 con la carretera de Puigpunyent MA1041. Y allí en medio, en Es Secar de la Real, se sitúa la zona conocida como el Hoyo, un núcleo urbanizado al margen de la normativa municipal sobre la cuenca natural del torrente de Sa Riera.
En octubre de 2007 se produjo una tormenta en la que cayeron 25 litros en diez minutos. En aquella ocasión falleció una mujer danesa cerca de la urbanización de Son Serralta (Puigpunyent) cuando su coche fue arrastrado por la torrentada. Su marido y el bebé que viajaban con ella salvaron la vida. Sucedió al mediodía. Horas después, al caer la noche la crecida de Sa Riera amenazaba al Hoyo que tuvo que ser parcialmente desalojado.
El pasado mes de abril, en mallorcadiario.com ya se apuntó al riesgo que corre la zona. En declaraciones a este medio, F.N, geógrafo experto en Hidrografía, advertía de que “el riesgo real puede parecer bajo” , si bien no hay que olvidar que “las casas se asientan en el cauce fluvial y posibilidades de riada o corrimientos de tierra existen. Se puede considerar el cauce fluvial como extinto, pero hay señales de que sigue corriendo el agua y de que se produce un aumento del mismo cuando se producen fuertes precipitaciones”. Apunta que las casas de la parte más baja de la zona “están en riesgo, no tanto por una riada sino por los daños que esta puede provocar en la cuenca hidrográfica y que en ocasiones tardan años en ser apreciables”. Por todo ello, advertía de que “el Ayuntamiento debería evaluar el peligro real, desconozco si se han llevado estudios al respecto, pero son necesarios”.