OPINIÓN

Los sueños, sueños son

Jaime Orfila | Sábado 20 de octubre de 2018

Confundir los Presupuestos Generales del Estado con el programa electoral genera muchos problemas. Un instrumento creado para materializar realidades, refrendar inversiones y fortalecer el estado de bienestar se está utilizando como un arma populista. El precio que se tiene que pagar para mantener el sanchismo es muy alto. Entre otros, proporcionar el oxígeno necesario para llegar a la consulta andaluza y a las elecciones autonómicas de mayo intentando minimizar los riesgos de su red clientelar.

Se puede afirmar que la nueva casta compromete los intereses mayoritarios de los ciudadanos aliando sus compromisos con los de los grupos minoritarios y radicales. Entre ellos, crear un escudo para presionar a una Cataluña contra la otra ante la inacción gestora de su gobierno. Una pantalla para priorizar los intereses de los verdugos frente a los de las víctimas. Un resorte para aliarse con la corrupción del 3% para lograr su apoyo. Todo ello poniendo en riesgo la etapa de crecimiento que está sacando al país de la quiebra de Zapatero.

El escenario macroeconómico hecho público ni viene avalado por el Parlamento, ni va soportado por una norma que los argumente, ni siquiera cumple con la más elemental de las premisas, que cuadren las cifras. El borrador de presupuestos del estado incluye muchas partidas de las que no se garantiza su suficiencia. Y ya sabemos lo que pasa cuando se incrementa el gasto por encima de los ingresos, que el Estado se endeuda con cargo a nuestros bolsillos y orienta al país hacia una nueva recesión, cuando la desaceleración de la economía ya se instalado en nuestra sociedad.

No hemos dejado de liderar la deuda de toda la unión europea. Estamos en el umbral del aumento del precio del dinero. Sin ir más lejos, la deuda generada con las inversiones silenciosas del anterior pacto de progreso está por pagar y tácitamente hemos renunciado a un REIB redactado y acordado.

A estas alturas tenemos claro que picardía y capacidad para generar un relato alternativo al real no les falta. Sin embargo, los sueños, sueños son y en el caso que uno despierte lo hará más endeudado, en especial, por decisiones de naturaleza asfixiante. Hay hipotecas imposibles de pagar.

Cuando Alfonso Guerra afirma que no se fía del nuevo presidente del gobierno tendrá sus razones.

¿No les parece?