La actividad, del todo ilícita, contraviene la ordenanza de convivencia de Llucmajor que prohíbe la realización de actividades y prestación de servicios en el espacio público no autorizados.
Además, supone un riesgo para los consumidores ya que el género carece de todo control y representa una competencia desleal para la oferta de restauración.
"Tú pagas tu local y los impuestos, si hay algún problema saben dónde venir a buscarte con el recibo, pero ellos venden por libre y aquí no pasa nada", protesta a mallorcadiario.com Juan, uno de los comerciantes de primera línea.
Según la ordenanza de dicho municipio, la Policía Local persigue la actividad formulando denuncias y retirando cautelarmente el género. "En todo caso incautarán cautelarmente el dinero obtenido, debiendo hacer constar en el boletín de denuncia la cantidad económica entregada, la cual lo será en concepto de abono provisional de la sanción".