PALMA

Retiran 475 toneladas de toallitas de las alcantarillas y depuradoras de Palma

En seis meses, la cifra es un 5% más baja que la del mismo período de 2017

Cristina Suárez | Miércoles 12 de septiembre de 2018
Casi 475 toneladas de toallitas húmedas han sido retiradas del alcantarillado y depuradoras de Palma en medio año. Es un 5 por ciento menos que durante el mismo período del año anterior y la previsión es que la tendencia de leve caída se mantenga hasta las 934 toneladas en un año. No obstante, la problemática medioambiental y de infraestructuras sigue siendo grave y representa una de las mayores preocupaciones de Emaya: tan solo para estas actuaciones, la empresa pública debe destinar cerca de 400.000 euros al año.

Los datos, a los que ha tenido acceso mallorcadiario.com, son relativos a la depuradora del Coll d'en Rabassa, en la que se lleva a cabo el proceso de tratamiento del agua a través de diferentes fases. En la primera, el agua sucia se trata para separar los residuos sólidos -lo que técnicamente se conoce como desbaste- y es aquí cuando los operarios retiran los restos de toallitas húmedas, usadas para desmaquillarse, higiene íntima, de bebés o de limpieza del hogar o coches.

"Y no solo toallitas", indican fuentes de la empresa pública. Compresas, tampones, bastoncillos para las orejas o discos de algodón, restos de alimentos, aceites y medicamentos colapsan la entrada de ésta y otras depuradoras, provocando averías, retrasos y gastos extras. De hecho, la cifra de todos los residuos sólidos retirados de la EDAR II hasta el mes de mayo asciende a 486.360 kilogramos.

Extrapolando a datos anuales, son mil toneladas de residuos cazados a tiempo. En el peor de los casos, cuando llueve intensamente, la depuradora no da abasto y expulsa todo al mar: tanto aguas sucias como desechos. En el caso de las toallitas, al no ser biogradables como el papel higiénico, acaban convertidas en una pasta densa que degrada seriamente la fauna y flora marina.

Desde el Ajuntament de Palma -uno de los adheridos a la campaña No alimentis el monstre que reparte adhesivos por edificios públicos y ciertos establecimientos privados- recuerda que no hay en la actualidad ninguna marca que fabrique productos de este tipo que sean biodegradables, "por lo que no pueden acabar en el retrete".

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