OPINIÓN

De contra-relatos, ignorancia y luces

Sebastià Salas | Martes 14 de agosto de 2018

Vivimos en una época de constantes cambios, donde la producción de contenidos es continua. Gracias a Internet y a herramientas como el buscador Google, ahora, buscar información es mucho más sencillo. Otros portales como Wikipedia – donde la colaboración de la gente es esencial – nos permiten acceder a páginas y páginas de información en cientos de idiomas diferentes. La enciclopedia de antaño, que se tenía que ir renovando, ahora, ha pasado a ocupar 0 espacio físico y a la vez, a ofrecer un crecimiento exponencial de artículos.

Sin embargo, no deja de ser llamativo que en la era de la información no seamos capaces de tener un conocimiento certero de lo que sucede. Un siglo de las luces 2.0, pero sin mucho por donde alumbrar. Cuando realizamos un análisis histórico, vemos que el conocimiento estaba reservado a unos pocos estratos sociales. Con el paso de los tiempos, primero con la universalización de la educación básica y, más adelante la democratización de los estudios superiores, se han conseguido unos niveles de formación nunca antes vistos. Pese a todo ello, entre la sociedad se encuentra una tendencia a copiar mensajes o eslóganes. El problema de repetir o incorporar esos mensajes es la escasa fundamentación que tenemos de los mismos. Así, nos dicen que el cielo es rojo, y lo repetimos hasta la saciedad. Sea porque confiamos en la persona que lo dice y le otorgamos una autoridad que produce respeto, o bien, porque caemos en un engaño.

Esto no va de izquierdas o derechas. Va de una corriente dentro de la sociedad que provoca una ignorancia generalizada. Así, es más necesario que nunca crear un contra-relato. El contra-relato a los dogmas oficiales. Un contra-relato a eslóganes o propuestas fáciles y sencillas, que no son más que una forma de engañar a la sociedad. Y sobre todo, crear un contra-relato a la mayoría. Lo de la mayoría puede ser lo normal, lo corriente, pero no tiene porqué ser lo correcto.

Tenemos la sociedad más formada de toda la historia. Tenemos el mayor acceso a información, jamás antes visto. Ahora toca ser capaces de analizar la realidad, entender su complejidad y razonar soluciones. Ni todo es blanco, ni todo es negro. Tampoco todo mata la riqueza. Si bueno, solo la ignorancia.


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