La mujer olvidó el reloj en el interior del taxi cuando subió en la Avinguda Jaume III con rumbo al Aeropuerto de Palma. Iniciaba un viaje que la iba a llevar a Barcelona para obsequiar con el reloj a su ahijada. Lo había comprado expresamente para ella en una joyería de Palma. El disgusto fue mayúsculo tras la pérdida de tan especial regalo. Con la esperanza de recuperar la pieza perdida acudió a la comisaría del Aeropuerto y al departamento de Objetos Perdidos.
Pero el reloj iba a reencontrarse con su dueña. Tras casi dos meses, el empeño de la taxista ha dado sus frutos y ambas se han reencontrado. La anciana tiene su reloj que hará llegar a su ahijada y la taxista ha demostrado su honradez y profesionalidad.