Todas las víctimas han sido halladas en el área comprendida entre el puerto de Rafina, a unos 30 kilómetros de Atenas, y Nea Makri, situada unos diez kilómetros más al norte. La mayoría de las personas fallecidas quedaron atrapadas por las llamas en sus casas o en sus automóviles, o intentaron huir del fuego echándose al mar, pero acabaron ahogándose.
Después de que las autoridades declararan el estado de emergencia y solicitaran ayuda internacional, el portavoz del Gobierno, Dimitris Tzanakópulos, anunció que cuentan con aviones de extinción desde España, así como voluntarios de Chipre.