El vídeo que ilustra la noticia es de este fin de semana. Un cantante toca la guitarra, con micrófono y altavoz, y la gente baila a su alrededor. Algunos en el muro, otros en el paseo y algunos en la zona de jardines, los asistentes danzan y algunos beben cerveza. La aglomeración de gente imposibilita cruzar por la acera y obliga a los transeúntes a rodear al grupo.
Los empresarios de la zona lamentan que estos conciertos ilegales vayan en aumento, mientras a ellos se les inspecciona minuciosamente los niveles de ruido permitidos por ley. Aseguran que éstos carecen de permiso para organizar un evento de este tipo y generan mucho más ruido de noche que cualquiera de sus locales.