OPINIÓN

El mendaz Rajoy y la Justicia (3)

Miquel Pascual Aguiló | Sábado 26 de mayo de 2018

Hasta ahora había hablado del actual Presidente del Gobierno como un embustero compulsivo e impenitente en el ámbito político.

Ha mentido en sede parlamentaria, en los mítines electorales, en las entrevistas, sin importarle el medio en el que se realizaban, fuera en prensa escrita, en medios radiofónicos o televisivos.

Ha mentido hablando de las pensiones, de los rescates de los bancos y de las autopistas, de la política de austeridad.

Ha mentido en materia fiscal como la subida generalizada de impuestos directos (IRPF, rentas de capital, IBI, etcétera), el aumento del IVA, el abaratamiento de los despidos mediante la reforma laboral, el copago sanitario, el incremento de tasas universitarias o la amnistía fiscal, que en tiempo de elecciones dijo por activa y por pasiva que no haría, y lo dijo él y toda la cohorte de lacayos y pelotilleros que le rodean en todo momento pagados con nuestros impuestos.

Recordemos como M. Rajoy dijo, en Soutomaior (Provincia de Pontevedra) en septiembre del año 2011, que: “Quiero dejarlo muy claro para que nadie se llame a engaño. Nos vamos a oponer a cualquier subida de impuestos. Subir los impuestos hoy significa más paro y más recesión y darle un vuelta de tuerca más a la maltrecha economía de las familias y las empresas”.

Y si no se le cae la cara de vergüenza, es porque no tiene.

La sentencia dictada por la Audiencia nacional en el marco del llamado caso Gürtel nos ha venido a dar la razón cuando catalogamos a M. Rajoy de mentiroso compulsivo, así la sentencia puede decirlo más alto, pero no más claro. Según dice la sentencia, el presidente del Gobierno y máximo responsable del Partido Popular, Mariano Rajoy, no fue lo “suficientemente creíble” en su declaración como testigo el 26 de julio de 2017.

El tribunal que dictó el fallo de esta causa “pone en cuestión la credibilidad” de Rajoy, así como de los otros ex altos cargos del PP que testificaron en este procedimiento. Javier Arenas, Francisco Álvarez-Cascos, Pío García Escudero, Rodrigo Rato, Ángel Acebes y Jaime Mayor Oreja.

En román paladino, el tribunal le llama embustero, en una palabra, que no es de fiar.

Los argumentos que emplea la repetida sentencia de la Audiencia Nacional coinciden con los de la Fiscalía resaltando que el testimonio de estos testigos “no aparece como suficiente verosímil para rebatir la contundente prueba existente sobre la caja B del partido”. O sea, en una palabra, como ya he dicho, que mienten más que hablan.

Aquí podemos recordar que lo primero que un juez le dice a un testigo cuando éste se sienta en un juicio es si jura o promete decir verdad, para después advertirle de que, de no hacerlo, puede incurrir en un delito de falso testimonio y, como consecuencia, puede ser castigado con penas de multa o cárcel.

El hecho de faltar a la verdad en el testimonio que se preste en un juicio constituye un elemento bastante para generar la acción típica de este delito. Y esto es así porque, como recuerda la jurisprudencia, faltar a la verdad en la declaración que se presta como testigo en un procedimiento judicial es delito porque el testimonio es uno de los medios de prueba sobre los que se puede basar la convicción del juzgador sobre los hechos que han de constituir la premisa menor del silogismo judicial y un testimonio falso, si induce a error al Juez o Tribunal ante el que se presta y es valorado como verdadero, puede provocar una resolución injusta.

El artículo 458.1. del código penal español dice textualmente: “El testigo que faltare a la verdad en su testimonio en causa judicial, será castigado con las penas de prisión de seis meses a dos años y multa de tres a seis meses”.

¿Veremos a M. Rajoy enjuiciado por el delito de falso testimonio?.


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