No se puede entender de otra forma. Que el espacio permanente de coordinación, cooperación, comunicación e información de los servicios de salud y la Administración del Estado, termine, sistemáticamente, magnificando las diferencias entre comunidades, solo se explica por el esfuerzo que hacen las partes para remarcar los desencuentros.
Debo ser un ingenuo. Pero estoy convencido que los posicionamientos partidistas en aspectos esenciales para la población no son buenos para los ciudadanos, ni son rentables para las formaciones políticas. Estas parten de principios, posturas y programas, en general, distintos y diferenciados. El estado natural de los apriorismos políticos se sustenta en decir lo contrario que el adversario, en mantener posturas discrepantes y si se puede, en la bronca. Sin embargo, trasladar la alergia al entendimiento de todos y cada uno de los aspectos que se contrastan, no puede ser saludable.
Debo ser un iluso. Por el hecho de creer que el órgano destinado a promover la cohesión del Sistema Nacional de Salud, a través de la garantía efectiva y equitativa de los derechos de los ciudadanos, en todo el territorio del Estado, puede evitar ser un aliado de la polémica.
Debo ser un romántico. Por entender que el impulso de acciones sanitarias conjuntas mediante acuerdos entre las administraciones, a través del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en materia de protección de la salud, atención sanitaria, farmacia y productos sanitarios, recursos humanos y relaciones internacionales, es un muy buen ejercicio.
Dedo ser un inocente. Por estimar interesante llegar a acuerdos técnicos y visualizarlos entre los distintos territorios y administraciones sanitarias, incluso entre las gobernadas por signos políticos antagónicos.
Sin embargo, prefiero ser ingenuo, iluso, romántico, e inocente que hacer seguidismo de actitudes insanas; y mantenerme fiel a los postulados de “Las Leyes de la Medicina”, texto del prestigioso oncólogo estadounidense, nacido en la India y premio Pulitzer, que afirma y argumenta que en el ejercicio de la profesión, una intuición fuerte es mucho más poderosa que una prueba débil.
Que disfruten de este radiante fin de semana.