El hombre J. M. C. G., profesor de instituto de 61 años, se enfrenta a una petición de 25 años de prisión por asesinato, tanto por parte de la Fiscalía como de la acusación popular que ejerce la Abogacía de la comunidad autónoma, y de 20 años por parte de la acusación particular que ejercen los hijos de la víctima.
"No sé ni cuantas veces la golpee. Lo último que recuerdo es que vi un blister de pastillas en la cocina e intenté ingerir todo lo que pude de medicación", ha dicho ante el tribunal del jurado en la Audiencia de Palma en la primera jornada del juicio sobre el día del suceso, del que ha dicho que solo recuerda "pinceladas", "como fotogramas".
La pareja tomó la decisión de casarse unos meses después de haberse conocido, pero el acusado ha declarado hoy que se arrepintió porque "veía que la convivencia no era sana" y se iba "desencantando".
Ha agregado que tuvieron varios desencuentros pero se casó porque ella le hizo "chantaje emocional". "Decía que si no me casaba con ella, se quitaría de en medio", ha añadido.
Ha asegurado que si bien él quería salvar la relación "ella no lo ponía nada fácil" porque le pidió cambiar de casa y le instó a vender patrimonio, así que solicitó el divorcio. Pidió a sus abogados que retiraran la demanda de divorcio dos días antes de "los hechos", ha dicho.
Sobre una carta dirigida a unos amigos de un grupo de meditación, hallada en su domicilio y que la acusación particular considera una despedida escrita de antemano, el acusado ha dicho que "no había un plan". "Fue como un acto desahogo personal que hice con un papel", ha declarado.
Además de la pena de prisión, las acusaciones piden que se le prohíba acercarse a menos de 200 metros de los cinco hijos de la fallecida. Fiscalía y Abogacía balear piden que les indemnice con un total de 600.000 euros, mientras el abogado de los hijos reclama 400.000.
El suceso ocurrió el 15 de noviembre de 2016, cuatro meses después de que el acusado y la víctima se casaran. Fue en el domicilio de la mujer en el barrio de Son Cotoner de Palma, donde el acusado presuntamente la golpeó repetidas veces a puñetazos y usando una tetera de hierro forjado, hasta dejarla inconsciente, según el escrito de la Fiscalía.
La dio por muerta, pero ella logró incorporarse y llegar hasta la puerta de la vivienda, donde él la alcanzó de nuevo, la llevó al baño para acabar definitivamente con su vida, la golpeó contra el bidé y la estranguló.
La fiscal ha asegurado al inicio del juicio que cree que el acusado cometió los hechos "sabiendo perfectamente lo que se hacía y queriendo hacerlo".
Por su parte, el letrado que representa a los cinco hijos de la mujer ha asegurado ante el jurado que el crimen ocurrió cuando ella quería dejar la relación porque la consideraba "tóxica".
Ha calificado el asesinato de premeditado y ha recalcado que el hombre dejó una carta dirigida a sus compañeros cursillistas, fechada el día anterior, en la que se despide. El abogado de los hijos ha asegurado que fue "una agresión absolutamente brutal" y ha ha mencionado que el informe de la autopsia recoge una veintena de golpes antes de la muerte.
El abogado defensor ha negado el asesinato y ha calificado lo ocurrido como un homicidio por el que habría que aplicar tres atenuantes para fijar la condena del acusado, por reparación del daño porque ha aportado las escrituras de dos viviendas de su propiedad, transtorno mental transitorio y reconocimiento de los hechos.
El juicio continuará este martes a partir de las 9.30 horas.