Opinión

Ese salvador llamado Turbo

Miquel Àngel LL.F. | Domingo 22 de mayo de 2016

Cuando los automóviles diésel atmosféricos no eran demasiado populares entre los compradores por rendimiento, sonoridad del motor, contaminación...., se empezaron a poner a la venta los primeros motores diésel turboalimentados (el primero fue el Mercedes 300 SD en el año 1978).

En los años 80 fue cuando estos motores se consolidaron en todos los aspectos, ya que los primeros no tenían la fiabilidad necesaria y también el gran público empezó a ver en este tiupo de vehículos como una buena opción ya que las prestaciones empezaban a ser interesantes, acompañadas de un consumo reducido y del precio del combustible también menor.

La consolidación de este tipo de motores llegó con el common rail o la inyección directa, con los que las prestaciones de estos vehículos fueron aún mayores y los consumos, más reducidos. Este semi-locura de los diésel llegó a desbancar en las ventas a los todopoderosos hasta ese momento motores de gasolina que seguían estancados con el único "aliciente" de la desapacrición de los carburadores y la entrada de la inyección electrónica y los motores multiválvulas.

La estrategia que han seguido las marcas para volver a relanzar los motores de gasolina ha sido bajar la cilindrada y el peso de estos vehículos, en muchos casos con sólo tres cilindros en lugar de cuatro y la ayuda inestimable del siempre bienvenido "Turbo", que ha vuelto a coger gran protagonismo, con lo que se han conseguido mayores prestaciones y mucho menor consumo, es decir una máxima eficiencia energética. El laureado Ecoboost de Ford ha sido uno de los grandes emblemas de este tipo de propulsor.


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