OPINIÓN

El procés y los CFD

Marc González | Viernes 17 de noviembre de 2017

La rutina vuelve pausadamente a los informativos, mientras el monotema catalán se disuelve en las parrillas de los telediarios. Pese a todo, quería hacerles una postrera reflexión sobre los últimos acontecimientos ocurridos en el Principat.

Seguramente habrán escuchado ustedes, en su emisora de radio favorita, una llamativa serie de anuncios de empresas de intermediación bursátil que, al menos a mí, me dejan perplejo cada vez que los oigo. Comienza la voz varonil hablándonos de las excelencias e indudables ventajas de un producto financiero 'fuertemente apalancado' como los CFD, que si patatín y que si patatán, como cualquier discurso comercial, vaya. La peculiaridad radica en que, en los últimos cinco segundos de la cuña radiofónica, el mismo pavo que hace unos instantes nos estaba vendiendo las maravillas de los dichosos CFD con los que comercia su patrocinador, va y nos advierte que no se nos ocurra por nada del mundo invertir un céntimo en ellos, que nos buscamos la ruína. Ríanse ustedes del "fumar mata" de las cajetillas de cigarrillos, o del "beba con moderación" de las botellas de licor. Es el auténtico coitus interruptus publicitario, una genuina 'marcha atrás', pero aplicada al mundo de la mercadotecnia financiera. El oyente se queda tan estupefacto como cuando Forcadell declaró ante el Supremo que, en realidad, todo el movidón del procés había sido de cartón piedra y que los dirigentes indepes lo sabían desde el principio. El procés es, pues, en esencia, un enorme CFD, un producto que no es adecuado para el ciudadano 'minorista' porque las pérdidas pueden superar con mucho la inversión realizada. Que se lo pregunten a empresarios y trabajadores catalanes, menuda catástrofe.

El análisis más acertado que he leído de todo lo acontecido en estos últimos años en Cataluña lo hallé en las redes sociales, y desgraciamente ignoro por completo su autoría. Tenía forma interrogativa: ¿Alguien puede indicar un solo beneficio para los ciudadanos catalanes de todo lo que ha sucedido? Me parece un sublime resumen, ejemplo magistral de síntesis. Se han derrochado millones, no solo de euros, sino sobre todo de sentimientos y esfuerzos y ¿para qué?: para nada.

Ahora que los soberanistas reculan, bajo un intenso tufillo electoralista, para tratar de retener el grueso de su frustrada parroquia, es hora de comenzar a hacer balance de daños.

Confieso que en un momento determinado, pensé sinceramente que Puigdemont jugaba de farol, que iba a pararse al borde del precipicio y sacarle los higadillos a Rajoy en forma de contraprestaciones políticas y económicas para no seguir adelante. Entonces parecía aún que el procés era algo serio que contaba con un amplísimo respaldo, y para los soberanistas era todavía posible rentabilizar la gigantesca inversión social efectuada. Fue su momento decisivo. Pero no, el broker financiero que los independentistas catalanes eligieron para mover sus ilusiones y su dinero resultaba ser en realidad un tahur de baja estofa que no escuchó los últimos segundos del anuncio radiofónico de los CFD, ese momento cumbre en el que te recuerdan, con insufrible jerga bursátil, que no juegues con fuego, que te quemas.


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