Alejandro Vidal | Viernes 29 de septiembre de 2017
A mi eso de la igualdad entre los equipos que compiten en Segunda B o en primera división me parece un camelo. Tal vez sea en Segunda A donde más de la mitad de clubs presentan plantillas muy parecidas y, en consecuencia, potenciales parejos.
La máxima categoría del fútbol español es la menos equlibrada. Hay mucha distancia del Real Madrid y el Barça al resto, aunque circunstancialmente se puede colar el Atlético de Madrid y en menor medida el Sevilla o el Valencia. Fuera de las competiciones europeas se produce otro corte más que evidente justo antes de las seis últimas posiciones que, a lo largo del campeonato, suelen ocupar siempre los mismos sin grandes sorpresas ni altibajos.
Los entrenadores de la categoría que, hoy por hoy y por desgracia, nos es más próxima motivan a sus pupilos con la trola de su competitividad. No es cierto. Valga como estrategia o terapia de grupo, pero todos sabemos que entre el Malliorca, el Elche, el Villarreal B, el Atlético Baleares y uno o dos más a lo sumo, media un gran trecho tanto en presupuesto como en instalaciones y calidad técnica. Comparar a cualquiera de ellos con el Peralada, Olot, Penya Deportiva, Llagostera, At.Saguntino y un largo etcétera es un insulto a la lógica y a la inteligencia. Se debería dar una relación directa entre lo que tiene que pasar y de hecho suceda. Salvo extrañas e investigadas piruetas como la de aquel Barça B – Eldense (13-0) no cabe margen alguno para la sorpresa por mucho que cedamos anta la excepción que confirmaría le regla.
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