OPINIÓN

Necesitamos a todos, musulmanes incluídos

Toni Marqués | Viernes 08 de septiembre de 2017

Iba a dejar el tema porque a estas alturas de la película no voy a decir nada que no se haya dicho ya, pero entro al trapo porque tengo amigos musulmanes, porque he tenido la suerte de viajar por varios países donde es esta la religión mayoritaria y en fin... que solo he visto gente que lucha por salir adelante, por su familia, por tener lo mejor para sus hijos y vivir lo mejor que puedan. Otros, que los hay, no son trigo limpio. Como por todo.

Igual no es necesario malgastar un párrafo defendiendo que no todos los musulmanes son terroristas ni apoyan el terror. Sustento mi afirmación en que de ser así estaríamos todos muertos. Pero la lógica no siempre funciona y curiosamente aún sabiendo a ciencia cierta que políticos corruptos los hay a puñados, nadie se atreve a decir que todo el Congreso y Senado sea corrupto. A pesar de saber de casos espeluznantes en la comunidad educativa, nadie sale a decir que todos los educadores son culpables o miran hacia otro lado. A pesar de que entre los empresarios hay mucho sinvergüenza que se aprovecha de los trabajadores, no afirmamos que todos lo hacen. Y hacemos bien porque la gran mayoría de políticos, educadores y empresarios son gente íntegra. Sin embargo con pasmosa facilidad tildamos a todos los fieles de una religión de estar del lado del terror basándonos en que algunos de sus miembro si lo están.

Llegados a este punto y antes de que me tilden de progre que sale en defensa del supuesto enemigo dejen que les diga que este no es un discurso proteccionista. Mi preocupación va más allá de si alguien ha podido ofender a la comunidad musulmana. Lo que a mi me preocupa es que la idea de que todos los seguidores de Mahoma son radicales les viene como anillo al dedo a los asesinos y por ende va en contra de nuestra seguridad. Imaginemos que en España hay, por decir un número un millar de adeptos al ISIS conviviendo ente nosotros y decidimos que en realidad son los 1,7 millones de musulmanes que viven aquí. Ahora coge a las fuerzas de seguridad y diles que en lugar de tener mil sospechosos tienes casi dos millones de personas a las que vigilar. Tomar la parte por el todo no es solo un error de calificación, supone además una confusión irremediable que nos impide defendernos.

Pero decir que no todos son asesinos no sirve para nada porque el problema no deja de crecer y por eso, para pararlo, necesitamos la ayuda de la comunidad musulmana. Porque los radicales, los asesinos se esconden en ella, porque nosotros no somos capaces de distinguir árabe, musulmán, islámico o islamista, porque nos parece lo mismo un chador o un hidjab, porque el otro día coincidí con uno que no sabía que había musulmanes de color, o sea africanos. En definitiva, porque los tenemos muy cerca pero sabemos poco de ellos.

Miren, los abogados, los economistas, los notarios y otros profesionales tienen obligación de informar cuando sospechan que alguien intenta blanquear dinero. Porque aunque detectar el fraude sea trabajo de todos, es más probable que detecte antes dinero negro uno de estos profesionales que un panadero, un oftalmólogo o un perito agrónomo. De la misma manera la comunidad musulmana, que sí conoce a los suyos, es la que debe abrir los ojos, acechar el oído, y evitar que los terroristas se cobijen entre nosotros. Debe convertirse en su pesadilla e informar a las autoridades a la mínima sospecha. La gran mayoría son gente de paz, y la gente de paz debe dar un paso al frente para parar a los que no lo son.

No estoy diciendo que la responsabilidad de desenmascarar a los asesinos sea solo de ellos. Toda ayuda es necesaria, pero con la suya nos será más fácil ganar esta guerra.


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