¿Es consciente de que la de hoy (por el jueves) puede ser su última faena en Mallorca?
No quiero pensarlo, de verdad. Me entristece mucho, nunca iba a imaginar que pudiera ser mi último paseíllo en Mallorca. De momento, es algo que prefiero no valorar. Ya habrá tiempo de pensarlo.
¿Qué se dicen entre ustedes, entre los toreros, las cuadrillas, los apoderados...? ¿Como ven la ley de “toros a la balear”?
Lo consideramos un ataque enorme. Esto es una cuestión política que nos hace sentir desolados, con la impotencia de haber llegado a este extremo. Ya lo vivimos en Cataluña, ahora en Baleares y nos entristece ver que pueda repetirse en otros lugares.
Los colectivos animalistas de Galicia han pedido a la Xunta que copie la ley de Balears. ¿Usted ve factible en Madrid, en Andalucia o Extremadura, por citar algunas comunidades autónomas, una ley similar a la de Balears?
Pues no, me gustaría pensar que no será así porque hay unas leyes de ámbito nacional y tenemos un Gobierno central que es responsable. Piense usted que del mundo del toro dependen muchas personas. Con la prohibición se perderían muchos puestos de trabajo y una gran cultura. Pienso que no llegaremos a esos extremos.
La ley se ha vendido como reguladora, si bien representa de facto la prohibición de la tauromaquia. ¿Cree que obedece a motivos de defensa de los animales o a intereses políticos?
Yo diría que ambas cosas, van unidas. Se han aprovechado de los animalistas, y los políticos han actuado sumándose a todo aquello que identifican con nuestra cultura, con nuestra patria. Eso a ellos les duele, como sucedió en Cataluña. No me gusta mencionar siglas de partidos políticos, hay algunos que están por la prohibición, como también los hay que entienden que hablamos de cultura.
¿A quién se ataca, al torero o a lo español?
Todo va unido aunque son cosas diferentes. Se defiende al animal con gran desconocimiento, se dice que se le maltrata, que sufre... Pero lo que es cierto es que todo lo que tenga raíces españolas, todo lo que tenga que ver con nuestra patria, molesta a ciertos políticos.
Con la ley balear en la mano, solo se permiten festejos de media hora y un máximo de tres toros, o sea, lidias de diez minutos. No se le pueden picar ni poner banderillas. Los toreros tienen fama de temerarios y usted, se lo digo con todo el respeto, está muy cosido. No le tengo por un loco ni un suicida, ¿se pondría delante de un morlaco de 500 kilos con esas condiciones?
No, y además no me verán en esas corridas. Eso es para acabar con la fiesta, esa es su intención, y a mi no me verán participar en algo así, no haré el paseíllo. Los toreros no estamos de acuerdo, desde luego. Entiendo que haya personas que pueden entender que lo que voy a decir sea duro: si el toro no tiene el final de una muerte, sin el tercio de banderillas, sin picadores, sin las bases fundamentales de la lidia, el que moriría sería el espectáculo.
Quiero que sepa que si, con todo, vuelve a la isla, le van a someter a un control antidoping como marca la ley...
Uf, pues no lo sé... No entiendo esa forma de legislar, como se puede aprobar algo así. Entre otras cosas, los toreros no estamos legislados por las normas del deporte, se nos incluye en Cultura. Mire, se lo voy a decir muy claro: yo no tengo nada que demostrar ni nada que ocultar. Me haría el control de dopaje ahora mismo y todas las veces que me lo pidieran. Con ley o sin ley, si me lo piden lo hago porque no tengo nada que ocultar. Esto en realidad lo que es, es una falta de respeto.
Nueve de los artículos de la ley acabarán en el Tribunal Constitucional. ¿Confía usted en que la sentencia sea favorable a la tauromaquia?
Claro, tengo que confiar en ello. Es más, por supuesto que confío en el Tribunal Constitucional. Todos en el mundo del toreo pensamos igual, que se entienda que la tauromaquia merece un respeto y un apoyo porque es nuestra cultura.
Siempre se dice que si la fiesta algún día desaparece será no porque la prohíban, sino porque muera la afición. ¿Cómo se encuentra la afición hoy?
Muy bien. En San Isidro, en Madrid, ha habido 31 corridas y 25 han llenado hasta la bandera. Se celebran corridas, hay llenos, hay muchísimas ferias. Es cierto que por un tiempo pasamos por una situación complicada y debemos reconocer que las entradas no son baratas. Hay interés, se hacen buenos carteles, se valora a las ganaderías y a los toreros.
Imagine que consigo sentarles en la misma mesa a nuestra presidenta, Francina Armengol, y a usted. Se toman un café y charlan. ¿Qué le diría, de corazón, para cambiar las cosas?
No intentaría convencerla de nada, creo que esto es una cuestión de respeto. Yo le diría que respetara nuestras raíces y tradiciones. Simplemente con eso ya es suficiente, uno no está obligado a ir a un espectáculo que es libre, como nadie puede ser censurado, ni estamos obligados a ceder.