Una vez consumada la desaparición del Mallorca del ámbito del fútbol profesional y ante el peligro que acecha al club debido a las probables consecuencias de su descenso, ha llegado el momento de ser agradecidos con quienes por exceso, defecto, silencio u omisión, han colaborado activa o pasivamente en la destrucción de una institución centenaria. Este artículo constituye un acto de cortesía por sus impagables servicios a:
Los que viajaron a Hannover para reir las gracias de Claassen
Los que pasaron días en un apartamento de Formentera sin pagar un euro
Los que hicieron programas de televisión a 1.800 euros mensuales
Los que destruyeron discos duros de los ordenadores de Son Moix
Los que filtraron documentos secretos del club
Los que dejaron abiertos teléfonos móviles en las reuniones del consejo de administración
Los que vendieron sus acciones a Claassen con una plusvalía del 200 por cien
Los peñistas que mantuvieron a un representante a favor de Claassen en el consejo de administración
Los que ingresaron más de 200 mil euros en publicidad en la etapa Utz a cambio de ocultar sus vergüenzas
Los pelotas que han pasado por el tubo por simple figurera
Los que, con tal de zaherir y desprestigiar a Serra Ferrer, han colaborado en el hundimiento del Mallorca
Los que celebraron la venta del club a Robert Sarver como si hubiera llegado Mr. Marshall
Los que creen que el único mallorquinismo sentido es el suyo
Los que confunden sentimiento mallorquinista con sumisión a los invasores
Los que solo acuden al estadio si les regalan las entradas
Los que toleran y colaboran con una propiedad cuyo único objetivo era explotar un negocio
Los que chupan del bote sin haber dado un palo al agua
Los que se han creído el discurso vacío de Maheta Molango y sus jefes.
Todos estos y algunos más purgarán en Segunda B hasta no se sabe cuándo.