En un vuelo a Gran Canaria, Otero cogió el micrófono de cabina y junto a otra azafata y un par de viajeros se arrancó con esta particular versión para amenizar el sorteo.
Con mucho arte, se gana al pasaje y a internet: 15.300 personas han compartido su publicación y más de 7.200 han reaccionado a ésta.
No se sabe cuántos rascas vendió pero desde luego, es una buena campaña de marketing para la compañía.