Alejandro Vidal | Lunes 22 de mayo de 2017
Por mucho que le interese vender la moto y Javier Tebas no paró hasta hacerse con el garaje, la española no es la mejor liga del mundo no cogida entre corchetes. Si en la órbita del deporte mundial, Adidas y Nike se reparten el bacalao, aquí lo hacen sin el menor rubor el Real Madrid y el Barça.
Un campeonato en el que el primero le saca quince puntos al tercero y el subcampeón doce, no es una buena competición. Mucho más cuando los errores arbitrales se decantan siempre del mismo lado incluso sin necesitarlo. En Vigo el colegiado Martínez Munuera dejó de señalar un penalti de libro de Sergio Ramos a Iago Aspas y encima expulsó al delantero, en la última jornada le fue concedido un gol en fuera de juego, por no hablar de los penaltis inventados por el canario Hernández Hernández y que permitieron remontar el 0-2 del Eibar en el Camp Nou para que la despedida fuera algo más digna.
Por si faltara alguna guinda, la derrota del Málaga frente al campeón le proporcionaba al club andaluz un ingreso extra de un millón de euros en virtud del contrato de traspaso de Isco. Más vale pájaro en mano que ciento volando. ¿O no?. Todo dentro del reglamento y con una impunidad a prueba de bomba, incluso estaba publicado en los diarios de la mañana.
Por desgracia toda actividad que genera tales sumas de dinero está viciada. ¡Buenos somos los humanos!. Vemos cada día a políticos entrampándose por mucho menos. Y el deporte en general o el fútbol en particular, no es la reserva espiritual de la humanidad, sobre todo si lo dice Tebas el gran inquisidor de los amaños. (Ja, ja,ja)
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