OPINIÓN

Banalización del cannabis y el alcohol en la adolescencia

Miguel Lázaro | Jueves 04 de mayo de 2017

Urge que las consejerías de salud y de educación prioricen estrategias preventivas, con un amplio despliegue pedagógico para informar, sensibilizar y diluir ciertos tópicos y mitos del entramado cultural cannabico, alcohol, del éxtasis y otras “drogas colegas”. Hay que explicar a los padres, a los profesores, a la sociedad y sobre todo al grupo de riesgo, los adolescentes, los falsos mensajes, creencias y las falacias ideológicas sobre estos tóxicos. Hay que visibilizar el debate una y otra vez.

Hay que desmontar deconstruyendo los valores sociales que predisponen a los más jóvenes hacia los consumos de drogas y otras conductas de riesgo. El mensaje científico debe de sustituir y prevalecer sobre el marketing desfasado, anacrónico pero eficaz de los” banalizadores popes cannábicos ”. Hoy están demostrados los efectos neurotóxicos a corto, medio y largo plazo de ambas drogas .El cannabis es un factor de riesgo para desarrollar de forma precoz la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, así como cuadros de apatía, desmotivación y depresión.

Los psiquiatras y los médicos expertos en conductas adictivas, vemos cada vez más pacientes que padecen patología mental grave y que consumen drogas, lo que evidentemente aumenta el mal pronóstico y el deterioro (más de la mitad de esquizofrénicos y bipolares). Es la llamada patología dual, que es la más depredadora de la patología mental, en la actualidad.

En cuanto a las pastillas de los “seis euros”(su diseño ha alcanzado proporciones industriales :más de 100 kilos a la semana y sus diseñadores llevan 20 años jugando al gato y al ratón con la justicia) iconizadas sociológicamente con nombres mágicos “éxtasis, adán, superman”,de múltiples colores y figuras, que recuerdan a los dulces y con las que los adolescentes gestionan al limite su tiempo libre, bailando en plan maratón, hay que desmitificarlas ya que producen dependencia psíquica y colapso circulatorio por no ingestión de líquidos .

Después del subidón el estado afectivo cae en picado, produce trastornos de memoria, incluso a largo plazo y acarrea muerte cerebral acelerada en las neuronas serotoninergicas.

El plus de peligrosidad aumenta con el combinado con otras drogas. Una conducta de riesgo puede hacer estragos en el futuro de un adolescente a gran velocidad, dependiendo de la edad y el nivel de desarrollo del adolecente y también se sabe que cuando un adolescente es participe de una conducta de alto riesgo, es muy probable que también se estén dando otras conductas de riesgo. La familia, el ámbito comunitario (escuela y amigos) son clave en la protección y promoción contra el abuso de sustancias.

Y no podemos olvidarnos de la gran influencia de los medios de comunicación, sobre todo televisión (ven más de 15 horas semanales), videojuegos, películas y música, donde las referencias a las drogas son constantes. En la adolescencia hay un intensivo” podaje” neuronal, que determina que el adolescente tenga comportamientos y cambios de una “lógica” particular, que tanto nos estresan a los padres y donde el efecto Asch (miedo al rechazo y mucha debilidad ante la presion grupal),es muy intenso , y donde la búsqueda del “calor del establo” es una gran necesidad .

En esta búsqueda de la entactogénesis (el abrazo, el sentirse mejor con los otros, el buen rollo, lo colectivo sobre lo individual), muchos adolescentes aficionados al éxtasis y otras drogas, ignoran que inician una excursión, desgraciadamente y con frecuencia sin retorno. Es preciso reinventar el vínculo educativo y delimitar nuestro posicionamiento ante las adicciones toxicas y psicológicas en auge. No existe la adolescencia existe el adolescente, que además interactúa en un contexto determinado en una sociedad compleja y cambiante. El adolescente convoca a ejercer la función educativa.

Ahora más que nunca hay que rescatar la función civilizadora, objetivo prioritario de la responsabilidad educativa que tenemos como referentes. Ese es nuestro reto. He ahí nuestro futuro. Hay que optar por la deliberación versus el adoctrinamiento, esta debería de ser la auténtica apuesta pedagógica, que exige una adecuada formación continuada y evaluación en habilidades a los profesionales docentes.

Y recuerden aun, aquí y ahora, en derrota transitoria pero nunca en doma.


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