Joana Maria Borrás | Domingo 23 de abril de 2017
Es curioso observar como otros Países, con democracias más expertas, escoran día tras día, hacía la extrema derecha, mientras el nuestro da bandazos de un lado a otro sin llegar a definirse por ningún extremo. Esto es así, al menos de momento.
Es un alivio que las políticas centristas estén manteniendo a raya a quienes sólo pueden aspirar alcanzar el poder a base de machacarnos con discursos extremistas, sean de izquierdas o de derechas. Y quizás haya llegado el momento de votar, más que a un partido político, a cualquiera que sea capaz de inclinar la balanza hacía ese espacio de centro que nos pueda garantizar la tranquilidad de transitar una legislatura con pequeños motines a bordo, que no causan mayores estragos.
No quiero ni imaginarme un momento en la historia política de nuestro País, en el que hubieran coincidido gobernando: AZNAR o IGLESIAS, con TRUMP en EEUU. Miedo me dan los políticos que sueñan en grandes gestas o hazañas con la excusa de liberarnos a todos, precisamente, del mal. Se sueñan a si mismos en los libros de historia, y si bien generan momentos de risa generaliza, no es nada desdeñable su capacidad para llevar al límite la convivencia.
Mientras en este mundo globalizado nos empeñamos en levantar muros y barreras, las nuevas tecnologías están construyendo puentes gigantescos que consiguen aunar la fuerza de quienes odiamos los extremos. El voto útil pronto dejara de ser el que fuera desde sus inicios, para convertirse en el voto dirigido a no perder o recuperar un equilibrio cada vez más necesario en política a nivel global.
Es evidente: puede que nos equivoquemos alguna vez con las personas en las que depositemos nuestra confianza a la hora de votar, e incluso sin habernos equivocado inicialmente, puede que lo tengamos que lamentar después porque el poder corrompe y despista. Aún así, el objetivo del voto en esta nueva era política, totalmente distinta porque el peligro a nivel global es cada vez mayor, debiera ser el de reconducir, a ese espacio de centro moderado y sosegado, a cualquier despistado por simpático que pueda parecernos.
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