OPINIÓN

De los impresentables y demás hierbas (I)

Miquel Pascual Aguiló | Sábado 01 de abril de 2017

Como señalaba Guy Ernest Debord, un revolucionario, filósofo, escritor y cineasta francés, que se consideraba ante todo un estratega, y que el 14 de noviembre de 1967 publicó el libro titulado “La sociedad del espectáculo”, Podemos ha hecho de la política un vomitivo espectáculo. Sin pasado, sin ideología, y sin vergüenza el partido de Pablo Manuel Iglesias es una acumulación incesante de representaciones, en las que los dirigentes están arriba en el escenario y su público aplaude desde la platea, porque en cuanto no aplaudes a rabiar te sacan a las bravas del partido.

Para que nos entendamos, en este partido o vas a lametón continuo o te sacan a la calle, como si fuera del partido solo hubiera llanto y crujir de dientes, que es lo que les pasaría a la mayoría de jefes podemistas que, en general no tienen donde caerse muertos fuera del manto de la paga pública que están cobrando, paga que, por su cultura, su educación, sus conocimientos, nunca llegarían a cobrar ni hartos de cerveza, como los que sí tienen un oficio que ni locos facturarían lo que cobran ahora, y no tendrían posibilidad de trapichear como la tienen ahora.

Es una situación que se repite desde la cúpula estatal hasta el último y más pequeño círculo del partido en el que Podemos ha sustituido las ideas por eslóganes, el debate por las tertulias, el programa por los tuits, la ética por la estética.

Podemos ha caído en los mismos errores que los otros partidos a los que llamaban casta y ha reproducido la misma estructura de partido que aún critica. Lógico en un partido creado de aluvión con la mayoría de gente sin ideología, sin otro objetivo que vivir del cuento político, con un líder que se coloca por encima del bien y del mal y que, por tanto, desprecia dar cualquier explicación sobre su conducta, conducta que se reproduce milimétricamente en todos los ámbitos del partido.

Se están convirtiendo en caricaturas de sí mismos por una sobreactuación que empieza a ser tan tediosa, tan pesada, tan repetitiva, tan aburrida como increíble, haciendo propuestas descabelladas, propuestas realizadas sin orden ni concierto y sin tener el más mínimo conocimiento sobre lo que pontifican, sino véase la parida que dijo una de las jefas de Podemos en las Islas al hablar de turismo: “después de una temporada de ocho meses, los trabajadores están reventados y no quieren que ahora los llamen para trabajar también en invierno”.

La única explicación que tiene una aseveración como esta es que como a ella le pagan la nómina (una paga pública) todos los meses del año, haya turistas o no los haya, prefiere que no venga nadie, o al menos le da lo mismo. Aunque, lamentablemente, el resto de ciudadanos si no trabajan no cobran, o tienen que agotar su subsidio de desempleo, algo que debería saber y tener en cuenta antes de hablar.

La respuesta a tamaña simpleza no tardó ni un minuto en saltar, he aquí varias de las respuestas que le han enviado:

“Estimada señora Camargo:

Si no sabe usted de lo que habla, mejor cállese. No conozco ningún trabajador de Baleares que no quisiera poder disfrutar de un contrato indefinido en caso de que el turismo se mantuviera en niveles similares todo el año. No creo que ningún restaurante se quejara de trabajar todo el año, como los comercios de mantener los niveles de venta también durante el invierno, etc..

Hasta donde conozco, en Canarias el turismo se mantiene todo el año y no se han dado casos masivos de desfallecimiento por agotamiento.

Déjense de hipocresía y demagogia y póngase a trabajar, como hacemos todos los ciudadanos que pagamos sus sueldos mensualmente…que no entienden de estacionalidad”.

“Los trabajadores normalmente solemos o por lo menos aspiramos a poder trabajar los doce meses del año aunque estemos “reventados” ya que en caso contrario nadie nos ingresa la nómina. Al contrario que “alguna” que sin estar “reventada” sí que le regalan la nómina todos los meses”.

“Están de paso…así como aparecieron…desaparecerán”.

“Esto es lo que nos hemos votado.

Inútiles para gestionar su propia existencia a los que votamos para que gestionen la existencia de todos nosotros.

Por favor, no se puede echar a este tipo de gente sin recursos mentales?”.

La conclusión es una, y solo una: “Zapatero a tus zapatos”, o sea que cada uno debe ocuparse de sus asuntos, de su profesión y opinar sólo de lo que entiende, evitando meterse en lo que no le atañe ni entiende.


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