Una semana más, el Real Mallorca agoniza en su intento por ganar un partido y sumar tres puntos.
Ante el Lugo el partido se le puso de espaldas como hace una semana lo tuvo de cara ante el UCAM, es decir, con un gol al cuarto de hora. Entonces fue Raíllo a favor y esta vez fue Pablo Caballero pra el equipo contrario que adelantó en el minuto 17 al Lugo ante el estupor, una vez más, de la afición mallorquinista.
Pablo Caballero aprovecha el rechace de Cabrero a un disparo desde dentro del área de Iriome y el 0-1 condiciona, sobre todo, el estado anímico de los jugadores del Mallorca como ya empieza a ser habitual jornada tras jornada cuando llega el tropezón de turno.
A partir de ahí, y como era de esperar por las condiciones de cada equipo, el Lugo tomó el mando y la posesión del balón ientras que el Mallorca esperaba atrás la oportunidad de salir a la contra con jugadores como Brandon y Lago Junior.
Por cierto, que Brandon pudo hacer que el partido empezara de otro modo pero su falta de puntería evitó que a los dos minutos en un remate a bocajarro pudiera batir a Roberto.
Poco antes del descanso el equipo bermellón la tuvo otra vez, pero Lago Junior estrelló el balón en el poste después de rebotar su disparo en un defensor lucense.
Así se llegó al descanso, con el 0-1 y con el miedo instalado otra vez en Son Moix.
Tras el descanso, el técnico Javier Olaizola, decidió romper con su línea defensiva de tres centrales y optó por fortaleceer el ataque con la entrada de Lekic.
En inicio de la segunda parte pudo ser peor pues en dos ocasiones el Lugo estuvo a punto de sentenciar y quizá sus errores ante la porteria de Cabrero espolearon a un Mallorca que se vino arriba y que con más fe que acierto intentó solventar la papeleta.
Pero así como hace una semana al Mallorca le empataron de forma imprevista, esta vez el empate también llegó cuando el Lugo ya no contaba con ello.
Olaizola ya había juntado todo lo ofensivo que tiene para buscar el empate; llegaron a jugar juntos Brandon, Lago Junior, Pol Roigé, Lekic y hasta Dalmau.
El Mallorca se volcó en ataque, lo intentó a trompicones y a base de balones parados hasta que a cuatro minutos de los noventa, en el 86, Lekic, que había entrado tras el descanso por Juan Domínguez, remataba de cabeza un pase desde la banda derecha de Pol Roigé que servía para establecer el definitivo empate a uno, un resultado que se queda corto para las necesidades del equipo pero que sirve para seguir soñando.
Finalizado el encuentro, el entrenador mallorquinista tenía un sabor contradictorio al manifestar que el empate le sabía a victoria sii piensa que llegó en los mimutos finales y a derrota si piensa en la confianza que había por ganar este partido.