Numerosas protestas en contra de la política migratoria del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se han ido sucediendo por todo el país. Mediante una orden ejecutiva, se prohíbe la entrada de ciudadanos procedentes de siete países conocidos por ser de mayoría musulmana, en concreto Irak, Libia, Somalia, Irán, Sudán, Siria y Yemen.
Esta decisión ha provocado que miles de manifestantes se hayan reunido en puntos como delante de la Casa Blanca o en el parque frente a la Estatua de la Libertad para expresar su rechazo a las políticas de Trump. Manifestaciones similares se han producido en diferentes puntos de todo el país.
El presidente, según su protavoz, Sean Spicer, aplica sus promesas electorales, en respuesta a las críticas. Donald Trump ha afirmado que el decreto no va dirigido a los musulmanes en concreto, sino que es una medida para prevenir el terrorismo y fomentar la seguridad nacional: "Esto no tiene nada que ver con la religión, se trata de terrorismo y de la seguridad de nuestro país", según ha defendido Trump en un comunicado. De hecho, ha afirmado que "los medios informan falsamente" sobre la idea de que se trata de una prohibición contra los musulmanes. Para defender su medida también ha puesto como ejemplo los ataques terroristas que se han estado produciendo recientemente en Europa:
Más de 100 personas han sido detenidas desde el viernes tras su llegada a Estados Unidos a pesar de tener un visado válido. De hecho, la oposición y jueces comienzan a cuestionar la constitucionalidad de la medida.