El alcalde de Palma hasta este próximo mes de julio, José Hila, se muestra satisfecho por haber acabado las obras del Palau de Congressos de Palma y su hotel anexo, una infraestructura que previsiblemente abrirá sus puertas antes de comenzar el mes de abril y que, en palabras del primer edil, “dará mucho juego” y servirá para poner a Palma en el mapa turístico mundial. Imaginamos que se refiere en el mapa turístico de grandes eventos, congresos y convenciones.
Hila saca pecho de haber acabado las obras, lo cual hay que reconocer que no es poca cosa, sobre todo si se tiene en cuenta que sus socios de Més per Palma pocos meses antes de llegar a Cort proponían nada menos que la demolición y el desguace de los dos edificios, tirando millones de euros a la basura, en una propuesta insólita y ejemplo de frivolidad donde los haya.
Pero hay que reconocerle a Hila el mérito inaugurar la controvertida infraestructura durante su mandato, aunque resulte un tanto excesivo que presuma de “capacidad de gestión que antes no había” ya que se ha cumplido con “todos los plazos”. El alcalde no puede ignorar los problemas sobrevenidos que ha padecido la infraestructura y que no solo han sufrido gobierno municipales y ejecutivos autonómicos del PP, muchos de los cuales han sido motivados por decisiones adoptadas durante el mandato de la alcaldesa Aina Calvo, equipo de gobierno del que él mismo formó parte.
En todo caso el Palau de Congressos de Palma será pronto una realidad y hay que confiar en que su apertura al público permita a los ciudadanos que lo han sufragado con sus impuestos, puedan visitarlo y conocer sus bondades, que a buen seguro contribuirán a que lleguen visitantes a la capital balear en temporada baja.