En medio del caos

Entre finales de noviembre y el día de Navidad se concentra el período más proclive a las compras, ya sea por necesidad, capricho o regalos. También se abre el mercado de futbolistas para que, de ficharlos, puedan jugar en enero. Pues bien, en medio de este berenjenal el Mallorca no sólo cambia de entrenador sino que, dentro de una semana celebra junta general para decidir una reducción de capital con cargo a pérdidas, disminuir el valor de las acciones y, en el mismo acto o poco después, aprobar una ampliación cuya cuantía se estima en unos siete millones de euros y no sabemos quién no cómo va a acudir salvavidas en mano. Demasiados frentes abiertos para un consejero delegado cuya incapacidad para el cargo que ostenta, muy bien pagado por cierto, se ha puesto en evidencia y podría o incluso debería seguir el mismo camino que el cesado.

Estos movimientos darán pistas tanto sobre la idea de gestionar un club de fútbol profesional que tiene Robert Sarver y qué pretende hacer realmente con este Mallorca ajeno a sus sentimientos y a sus espectativas. Son muchos frentes abiertos en un período corto de tiempo. Si el relevo de Vázquez estaba cantado y ha llegado más tarde de lo debido, pues nunca tuvo que seguir más allá del treinta de junio pasado, reforzar el equipo tanto en defensa como en ataque se hace imprescindible y si el ascenso a primera división se advierte trascendental para la supervivencia de la institución, aceptar el reto sin un portero de garantías, uno o dos laterales y un delantero centro, es como pretender volar sin alas. Personalmente no creo que Olaizola sea la solución, aunque le aprecio y le deseo toda la suerte del mundo. Es lo que da de si la tesorería.

La salida de Vázquez con el Fernando por delante, perdón, únicamente es el primer paso, como digo indispensable y tardío, pero no menos importante y necesario que los demás. Y son decisiones de un calado que exigen más que la forzosa estabilidad social imperante, una organización menos caótica que la existente.