Francesca Jaume | Lunes 07 de noviembre de 2016
Se dice de los cónclaves que quien entra Papa sale Cardenal. En el caso de José Ramón Bauzá, que era ministrable sólo en su universo personal, su torpeza al declararse favorito de los hoteleros sólo le ha servido para colgarse otra vez la vitola de derrotado. Los poderes fácticos y mediáticos tomaron tan poco en serio las declaraciones de Bauzá sobre las preferencias de los hoteleros, que poca tinta han gastado para hacer notar que Rajoy considera que muy bien está en el cementerio de los elefantes -véase Senado- y que muchas gracias tiene que dar de estar allí.
Rajoy lo tenía claro, tenía que nombrar un ejecutivo que lo reforzarse y blindarse ante una legislatura en la que se presenta bastante ligero de ropa ante el Parlamento y con la justicia pisándole los talones. No ha habido lugar para florituras en su reparto de carteras. A tiro seguro.
Pero como ya viene siendo tónica habitual en los últimos tiempos -y no tiene porqué ser casualidad- los problemas del Partido Popular quedan diluidos por los problemas de sus contrincantes.
Esta semana le ha tocado el turno al comunista de barriga alimentada Ramón Espinar. Como otros tantos literatos españoles del tardofranquismo, el hijo de uno de los dirigentes de Caja Madrid -encausado por el caso de las Tarjetas Black- se ha erigido en líder de una opción de izquierdas definida ora como comunista ora como transversal.
En Podemos, puede que debido a su falta de madurez, aún no debían de saber que en política funciona mucho el efecto boomerang, y que instaurar en la sociedad una cierta moral y un run-run de presunción de culpabilidad entre los representantes públicos, acaba siendo contraproducente.
Es por ello que la venta de un piso de protección oficial con plusvalía por parte del candidato a dirigir Podemos Madrid, ha sido recibido por gran parte de la sociedad con un “todos son iguales”.
Y es que, independientemente de la legalidad o no de la transacción realizada por Espinar, todos sabemos qué hubiera dicho Podemos de haber sido protagonizada por alguien del PP, por mucho que Rita Maestre se empeñara en negarlo en una entrevista concedida a La Sexta.
En el momento de elaborar las candidaturas a las corporaciones locales, Pablo Iglesias no era partidario de presentar listas con el nombre de Podemos en los municipios debido a que no podía controlar el historial de todos sus candidatos. El tiempo le ha dado la razón puesto que en menos de dos años nos hemos encontrado con ya demasiados casos de podemitas con actuaciones moralmente reprobables para quien quiere ser un representante público. Monedero, Errejón y ahora Espinar son sólo ejemplos de otros casos que se han dado.
Siendo esto así, llama la atención que se les permita gobernar en la sombra en algunos ejecutivos como el balear y dedicarse incluso a decir a quien y a quien no debe de contratar el Govern.
Siempre hay que guardarse de aquellos que pontifican.