OPINIÓN

Europa o yo a lo mío (I)

Miquel Pascual Aguiló | Sábado 24 de septiembre de 2016
El que fuera primer ministro de Portugal (2002-204), gobernante anfitrión de la Cumbre de las Azores previa a la invasión de Iraq en 2003 y presidente de la Comisión Europea entre 2004 y 2014, José Manuel Durão Barroso, ha fichado como director por Goldman Sachs, uno de los mayores bancos de inversión del mundo, que ha sido señalado como uno de los principales responsables de fomentar y encauzar la crisis económica para beneficiar a los sectores ricos, y al que se le llama "la hidra" por su habilidad en infiltrarse en las más altas instancias de los Estados
Éste es el caso de “puertas giratorias” más escandaloso y de mayor alto nivel que haya podido presenciar el continente hasta ahora. La CE, bajo el mando de Barroso, presionó y colocó a tres ex directivos de Goldman Sachs en puestos clave y de una gran importancia para el devenir económico de Europa. A Mario Draghi, como director del Banco Central Europeo; a Mario Monti, como el tecnócrata, sin elecciones mediante, que presidió Italia durante más de un año, y a Lukás Papademus, como Presidente del Gobierno de transición de Grecia tras la dimisión de Papandreu.
Desde los puestos claves que ocupaban en la empresa Goldman Sachs: Draghi había ayudado a Italia a enmascarar su déficit público y Papademus y Monti diseñaron la propuesta que ayudó al Gobierno griego a maquillar sus cuentas ocultando su verdadero nivel de endeudamiento tras complejos productos financieros diseñados por la propia empresa. Tres verdaderos corruptos en letras mayúsculas.
Tal parece que Barroso recibe su recompensa, alejado de la política, con un puesto como director de Goldman Sachs, una verdadera inmoralidad política y social.
Esta es sólo una de las situaciones que ayudan al desafecto de los comunitarios con la Europa que tenemos y que a diario sufrimos.
Los protagonistas indiscutibles de esta Europa que se está muriendo son los políticos, y los únicos que realmente tienen algo que ganar.
¿De qué ha servido Europa en esta situación de crisis que con tanta dureza golpea a ciertos países de la Unión, entre ellos España? El deber de solidaridad se ha esfumado y ha dejado lugar a intereses nacionales con un interés colectivo cada día más confuso. Las políticas de austeridad supuestamente aplicadas por y para Europa están empujando a los ciudadanos al borde del desamparo. La solución dicen pasa por la austeridad a ultranza, pasa por no gastar, lo que implica recortar gastos a cualquier precio. Y la moral de los ciudadanos se desmorona ante las acuciantes e insostenibles medidas impuestas, que los dejan al margen de las decisiones adoptadas y los someten a las soluciones más drásticas, habida cuenta de las consecuencias sociales que llevan aparejadas.
Una falta de solidaridad fue la propuesta del Gobierno de Angela Merkel anunciada el año 2014 consistente en expulsar de Alemania a todos los ciudadanos comunitarios que no encontraran trabajo en un plazo de seis meses, que resulta como mínimo indignante, como mínimo insultante y muy preocupante, por cuanto vulnera directamente uno de los principios fundamentales de la Unión Europea. Restringir estos derechos a los inmigrantes comunitarios, que no buscan sino mejorar sus condiciones de vida, es un claro síntoma de que, a estas alturas, la solidaridad en la Unión no es más que una ficción al servicio de unos pocos según les conviene.
Existe un claro riesgo de desmantelamiento de la Unión Europea desde dentro, de resultas del resurgimiento de ciertos partidos políticos claramente antieuropeístas, de ciertos partidos que no creen en un proyecto común, único y solidario para Europa, y cuyo único interés por pertenecer a la Unión es ver cuanto dinero pueden sacar a corto plazo.
La ciudadanía europea se pregunta con temor: ¿Existen, de verdad, partidos que estén dispuestos a pelear por los derechos de la ciudadanía europea, a fomentar y, en su caso, a exigir solidaridad y reciprocidad dentro de la Unión?, ¿que no toleren que los ciudadanos, las principales víctimas, sigan siendo los que realmente paguen el precio de la crisis?, ¿que sean capaces de luchar por una verdadera justicia social en Europa?, ¿que luchen para exigir mecanismos de control más efectivos?, ¿que batallen para conseguir que la ciudadanía pueda intervenir en las decisiones o, en su caso, en supervisar la gestión de los dirigentes con mayor frecuencia, tanto en los ámbitos nacionales como en el comunitario?, ¿qué dejen de sangrarnos con más impuestos y más austeridad, cuando lo único que sube en Europa son los salarios millonarios, prebendas millonarias, compensaciones millonarias y jubilaciones millonarias de los políticos y altos cargos europeos?,¿que trabajen por el bien del conjunto de los habitantes de Europa y no solo busquen los privilegios que pertenecer a Europa les puede acarrear a su País?.
Visto lo visto en la reunión de la semana pasada en Bratislava, no.

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