OPINIÓN

Quo Vadis Baliares?

Jorge Campos | Jueves 22 de septiembre de 2016

Tras un descanso regreso a este digital. Inicio nueva temporada volviendo hoy sobre el catalanismo que se incrementa con fuerza, aún más si cabe, en las escuelas de Baleares. Y que, directamente, aunque no únicamente, influye en los pésimos y preocupantes resultados de nuestros escolares.

Soy insistente, lo sé. Y lo soy porque se trata de la más clara demostración de utilización política del actual sistema educativo para manipular a los alumnos pisoteando derechos y libertades sagrados en cualquier democracia, que se precie de serlo. El objetivo: Crear una realidad de algo que jamás ha existido ni cultural, ni, por supuesto, políticamente, como son los denominados “paisos catalans”. Un concepto alucinante, por lo asombroso y fantasioso, propio de mentes trastornadas, que sustituyendo la identidad cultural balear y valenciana inventan una “gran” Cataluña cultural y política arrancada de su raíz española.

Las empresas editoriales reflejan en sus manuales lo que el sector docente dominante pide, con el visto bueno del gobernante de la taifa autonómica. Lo hemos visto ahora con la editorial Casals y sus manuales de “Lengua y literatura catalana”, donde, además de valoraciones políticas, se vierten todo tipo de falsedades históricas y aberraciones lingüísticas sobre Baleares y su pretendida catalanidad.

Soy insistente porque, además, el pancatalanismo afecta negativamente a la educación, a la enseñanza, esto es, al futuro del país. No tan sólo a nivel académico y cultural, sino también a nivel familiar: Muchas familias, si pueden, optan por separarse o abandonar Baleares al comprobar el perjuicio académico en sus hijos y la sistemática vulneración de derechos. No sería justo si no dijera que son muchos los profesores que conocen el importante papel que ocupan en la vida de sus alumnos y que actúan desde el privilegio y la responsabilidad que supone; pero tampoco lo sería si no denunciara la existencia de un sector docente, miserable y cobarde, que se aprovecha de esa posición para engañar a los niños con fines políticos. Lo más parecido al estalinismo es, a día de hoy, los colegios e institutos en manos de ese sector docente catalanista. Políticos frustrados metidos a profesorcillos que sin escrúpulos lavan el cerebro de un niño para convertirlo a su pérfida causa.

Como he apuntado, el drama intelectual y académico de nuestro sistema de enseñanza se traslada a las familias también de forma dramática, y traumática en muchas ocasiones, debido a la imposición e intolerancia catalanista. Recuerdo, entre muchos casos que el Círculo Balear ha denunciado, el del niño de Canarias que en 2014, con 10 años, se escolarizaba en el colegio Joan Veny i Clar del pueblo de Campos, en Mallorca, debido al traslado laboral de Juan Miguel, su padre. Al finalizar el primer año escolar en Mallorca, el niño fracasaba en sus resultados académicos, lógicamente, al impartirse todas las materias en catalán. La preocupación de sus padres contrastaba con la satisfacción de sus ¿profesores? que en aquel momento se enfundaban la camiseta verde: El niño canario, con la ilusión de vestir una sudadera verde-Crida, le confesaba a Cristina, su madre: “Mamá, yo soy catalán de Mallorca”.

“Vergonya, polítics, vergonya”, parafraseando la indignación que, dicen, mostró aquel rey de Aragón al que también han hecho catalán. Quo Vadis, sociedad?


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