Éste será el nuevo destino del Fortuna, ahora Foners, cuyos propietarios han conseguido finalmente darle un uso que pueda rentabilizar los 2,2 millones de euros que costó su adquisición.
En un principio el objetivo de Baleària fue poner en marcha lo que calificó como "proyecto de I+D" y que consistía en sacar partido a las turbinas Rolls Royce de la embarcación. La idea era reconvertirlas para que pudieran funcionar con gas licuado en un fast ferry, pero se tuvo que suspender a causa de su inviabilidad por el fuerte ajuste de los precios del petróleo, tal y como han recordado a este digital desde la compañía. El Fortuna es uno de los yates más rápidos de España, ya que puede alcanzar una velocidad de 68 nudos.
El yate fue un regalo que un grupo de empresarios e instituciones de Balears, como el Govern, hicieron al Rey Juan Carlos para agradecerle que durante tantos años la Familia Real elegiera Mallorca como lugar de veraneo. Pero en 2013, en plena crisis económica española, el ahora Rey emérito dejó de utilizar la embarcación. Y fue entonces cuando Fundatur, la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares, reclamó a Patrimonio Nacional la devolución de tan preciado regalo que en su día costó 3.000 millones de pesetas, unos 18 millones de euros. Posteriormente el barco se puso a la venta y fue adquirido por Baleària, la actual propietaria, por 2,2 millones de euros, una cifra muy por debajo de los 10 millones con la que salió al mercado.
El actual Foners, así fue rebautizado, cuenta con cuatro estancias de máximo confort y una quinta que es la del armador. Esta habitación cuenta con dos baños y estaba reservada para el Rey. Dispone además de camarotes vip, los camarotes de la tripulación y una cocina de grandes dimensiones con electrodomésticos de la más alta gama.