OPINIÓN

Jornada de reflexión

Miguel Ángel Ariza | Sábado 25 de junio de 2016
El espíritu de Aramís Fuster me ha poseído. Aún no he empezado el artículo de hoy y ya les avanzo que en el de la próxima semana hablaré del batacazo del PSIB-PSOE tras las elecciones de mañana.

Desgranaré el duro peaje que ha tenido que pagar Pere Joan Pons, mano derecha de Armengol, y hasta hoy: un completo desconocido. Ni con él al frente ha soportado el PSIB la dura embestida de las urnas.

Y tal y cómo hacen otros con las audiencias (entiéndanse por esos “otros” que estoy hablando de Andreu Manresa, director general de IB3), los socialistas han vuelto a coronarse con una nueva cifra histórica: la más baja. Los peores resultados nunca vistos en nuestra comunidad. De hecho, desde el pasado 20 de diciembre, Armengol ya ostenta tan dudoso honor: el de hundir al PSIB-PSOE, pero mañana batirá su propio récord.
Pero de eso hablaré la semana que viene.

Aprovecharé también para repasar las duras consecuencias que tendrán para ella y los suyos los resultados que cosechen los de Podem. Lo caro que le habrá salido quemar a su hombre, Pere Joan Pons, para absolutamente nada. Demuestran tener pocas luces. Ya se podía esperar Armengol que mantener el segundo diputado pendería de un hilo, pusiese a quién pusiese al frente. Entiendo su maniobra de colar en Madrid a una persona de su confianza, pero me sigue pareciendo un peaje excesivo para un desconocido que podría haber sido un mirlo blanco. Porque seamos sinceros, puede ser que ahora el PP no tenga a nadie en condiciones de redirigir el barco. Pero el PSIB no corre mejor suerte.
En resumen, que para hacer este papel, Armengol podría haber colocado a una escoba. Y eso de tener a un infiltrado en Madrid, de poco le va a servir teniendo en cuenta los pocos diputados que aportará ella a la cámara baja. Los galones de baronesa se los veo volar...
Pero ya lo hablaré la semana próxima.

Hoy voy a reflexionar, porque eso es lo que toca ¿no?. Bueno, yo el voto lo tengo claro, lo he tenido claro toda mi vida, ha quedado legalmente demostrado, no voy a cambiar ahora. Pero por si hay algún indeciso, reflexionemos juntos.
Podemos empezar por ese invento que tiene poco futuro, sobretodo por la bendita hemeroteca que todo lo recuerda. Estoy hablando de ese pacto antinatural entre Podem y Més per Mallorca. Ese engendro que ya nació viciado y con mal pie. Ese proyecto que debería haber sido un aborto por la guerra civil que provocará un diputado a tiempo parcial. Y sí, Aramís ha vuelto. Veo una cruenta batalla entre los de Més.

Quienes provienen del PSM siguen resentidos. Y su resentimiento aumentará cuando vean que su diputado no tienen voz, pero sí un voto condicionado a las directrices de un Iglesias que se ha metamorfoseado y ya renuncia a ser comunista. Por muchos notarios que avalen que las decisiones de Verger puedan ser autónomas, la guerra civil está servida. Y lo digo por el aprecio que tengo a algunos de los de Més. Y no es la primera vez que lo digo. No estoy hablando precisamente de David Abril, el único de los de Més que debería militar en Podem, su hábitat natural. Abril es el auténtico cáncer de Més, el que les llevará a la perdición, !tiempo al tiempo!.

¿Y qué decir de Podem que no se haya dicho ya? Poca cosa. Que han demostrado ser muy muy hábiles. Poco a poco van ganando terreno, cambian el discurso, viran el rumbo a conveniencia y siguen disfrutando de buena acogida entre el electorado. Todo lo que sube, baja, aunque la bajada aún no les ha llegado.
A veces tanta táctica y tanto control salen caros. Poco programa, mucho discurso social basado en ideas que no podrán materializarse. Es muy fácil vender a la gente que se cambiará la constitución. Y la gente lo cree. Pero cuando se gobierna las cosas no son tan fáciles, una reforma constitucional no es posible con la representación de Podemos, por buena que sea.
Pero bueno, siguen vendiendo humo y les sigue saliendo bien. No me preocupa, tiempo al tiempo también. Todo se acaba poniendo en su lugar.

La reflexión es sencilla: creer a quiénes saben lo que sí puede hacerse pues tienen experiencia, o topar con la cruda realidad y sentirse engañados pues las promesas no pueden cumplirse.

Bueno, en definitiva, yo estoy con una pata de palo. Me rompí un pie el otro día cayéndome de una escalera. Y no bromeo. La pata palo no me impedirá ir a votar, tranquilos.

Pero si me permitís la broma, pues lo digo de buen rollo, sospecho que mi caída fortuita se debe al vudú que me han hecho Armengol, Pilar Costa y Timpano. Tan solo quiero recordarles que una pierna escayolada a mi no me calla. Para próximas ediciones de vudú, o me coséis los labios y me amputáis los deditos con los que escribo o seguiré dando murga.
O una lobotomía directamente.
!Nos vemos en las urnas!



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