OPINIÓN

Lo que no explicarán

Emilio Arteaga | Martes 14 de junio de 2016
Ha empezado la campaña electoral y ya asistimos a lo que será una constante hasta el día de reflexión, los políticos se han lanzado a una carrera de promesas etéreas, inconcretas, muchas veces disparatadas, algunas insensatas e incluso extravagantes y de inanidad intelectual en las argumentaciones, en las que se dedican a atacar a los adversarios con argumentos “ad hominem”, que cualquier estudiante de filosofía de bachillerato sabe que son falacias lógicas que no rebaten en absoluto las tesis de los oponentes y que no son sino el “y tu más” o el “y tu tonto” de las discusiones de los niños en el patio de la escuela.
En este ámbito de descalificaciones y comparaciones desatinadas y extemporáneas, oiremos muchas alusiones, de unos y otros, a Venezuela, a Cuba, a la Unión Europea, al Banco Central Europeo, al FMI y al sursuncorda, que serán, unos u otros, según el partido que hable, culpables, ellos y sus supuestos acólitos políticos aquí en España, de todos los males existentes y de los que se generarán si llegan al gobierno los otros.
Lo que no explicarán, y deberían, es de donde piensan ahorrar los ocho mil millones de euros necesarios entre 2016 y 2017 para cumplir con el objetivo de déficit, ni los dos mil millones para pagar la multa que posiblemente nos impondrá la Comisión Europea. Y los que aseguran que no piensan recortar ni cumplir con el déficit, nos deberían explicar que harán para evitar las represalias de la comisión y de donde sacarán la financiación que probablemente se nos negará desde Europa y, si piensan acudir al mercado de deuda, como solucionarán el problema de los intereses más altos que se deberán abonar.
Y hablando de intereses, tampoco nos explicarán como conseguirán pagar la factura extra derivada del inminente aumento de los tipos de interés, que significará un brutal impacto sobre los presupuestos del país. Una parte de la exigua, ilusoria y apenas perceptible recuperación económica de estos últimos dos años se ha debido a unos tipos de interés bajísimos, de prácticamente el 0 % e incluso negativos, pero eso está a punto de acabar. El Tesoro de los Estados Unidos va a empezar a subir los tipos de interés de inmediato y se espera que en poco tiempo lleguen al entorno del 4 %. Si los EE.UU. suben los tipos de interés los otros países se verán obligados a hacer lo mismo, salvo que quieran arriesgarse a una fuga masiva de los capitales de inversión. En el caso de la UE dicha subida cuenta, además, con el beneplácito de Alemania, que hace tiempo que viene mostrando su desacuerdo con los tipos bajos vigentes. Para España, que debe más del 100 % de su PIB, una subida de dos a cuatro puntos será calamitosa.
Tampoco nos explicarán como harán frente al desequilibrio financiero del sistema de pensiones y si piensan seguir saqueando el fondo de reserva y qué harán cuando este se agote entre 2018 y 2019 mientras que el número de pensionistas sigue creciendo y las cotizaciones disminuyendo.
Nos hablarán de la creación de tropecientos mil puestos de trabajo, un clásico desde que el PSOE prometió ochocientos mil en 1982, pero no nos explicarán qué tipo de trabajos, en qué actividades económicas, en qué zonas, para qué tipo de cualificaciones. Y no lo explicarán por la simple razón de que no lo saben, y probablemente no les importa.
Tampoco nos aclararán si piensan llegar de una vez a un pacto de estado por la educación, a fin de evitar que cada cuatro u ocho años tengamos una nueva ley de educación, no consensuada y, por tanto, condenada desde su promulgación. Y mientras tanto los resultados de nuestros niños y jóvenes en las evaluaciones internacionales son de los peores de nuestro entorno.
Tampoco nos explicarán, más allá de cuatro vaguedades divagantes, si piensan abordar en serio la reforma, o eliminación, del Senado, o la de la administración pública, especialmente la liquidación de las diputaciones provinciales, o la de la ley electoral, o la de la justicia, sobre todo la simplificación los procedimientos judiciales.
Y tampoco nos explicarán qué planes tienen, si es que tienen, para el sistema de financiación autonómica. Por supuesto, no nos dirán si piensan poner un tope al porcentaje máximo del PIB que puede detraerse de cada comunidad, ni si consideran implantar el llamado “principio de ordinalidad”.
Y podríamos seguir con la sanidad, la dependencia, las infraestructuras, el medio ambiente, las comunicaciones, la vigilancia de la competencia, los derechos de los consumidores, la recentralización, en marcha pero no admitida por el PP, o el federalismo, gaseoso e indefinido pero siempre aludido por el PSOE y todos los aspectos de la política que nos afectan a los ciudadanos, pero que quedarán enmascarados, velados, por el aluvión de descalificaciones, ambigüedades, consignas y vaciedades con que nos aburrirán hasta la náusea.